La nueva perla del tumbling gallego

Aleixandre Méndez
Aleixandre Méndez PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

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El pontevedrés del Club Treboada de gimnasia Ernesto Baltar disputará el mundial en Sofía con solo 11 años

18 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Con once años recién cumplidos, Ernesto Baltar emprenderá en menos de un mes el viaje más emocionante de su todavía corta vida. El joven gimnasta pontevedrés partirá el 12 de noviembre hacia Sofía, capital de Bulgaria, para participar en el que será su primer campeonato del mundo de gimnasia acrobática representando a la selección española. Un éxito que recompensa una evolución meteórica dentro de un deporte todavía poco conocido para el gran público.

Baltar, que el año pasado se proclamó campeón de España de minitramp y tumbling en categorías base, además de colgarse la plata en cama elástica, dio la semana pasada un nuevo paso en su crecimiento como gimnasta al subir al segundo escalón del podio en tumbling, su especialidad, en el nacional disputado en Valladolid, esta vez ya en el nivel élite 5. Un hito más en una progresión en la que, incluso para quienes mejor le conocer, resulta difícil vislumbrar un techo.

«Es un chico que destaca no solo por sus condiciones como gimnasta, sino por su forma de trabajar, la cabeza y el orgullo que tiene», explica Adrián Paz, su entrenador en el Club Treboada. Por ello, considera esta convocatoria para el mundial como un premio merecido para su pupilo. Y espera que aproveche la experiencia para «disfrutar y aprender», consciente del altísimo nivel de otros competidores de países como China o Rusia, y que le sirva para soñar con cotas más altas en el futuro.

El técnico, que a lo largo de los 19 años que lleva dedicándose a la gimnasia acrobática -primero como deportista y, en los últimos seis años, también preparando a gimnastas- no tiene dudas de que Baltar tiene algo especial para esta disciplina. Pero, a la vez, sabe de la dificultad de dedicarse plenamente a este deporte, mantener la dura disciplina de trabajo y convertirlo en una forma de vida. Por ello, aunque es consciente de que tiene un diamante en bruto en sus manos, admite que no es fácil hacer un pronóstico de hasta dónde puede llegar a largo plazo. «Dependerá de si el aparato que hace se vuelve olímpico», apunta. De lo contrario, explica, solo le quedará seguir trabajando sin apenas apoyos para continuar cosechando éxitos y disfrutando de su deporte.

Mientras tanto, el gran sueño de competir en un mundial que cumplirá el próximo mes supone todo un esfuerzo para la familia de Ernesto. No en vano, su madre, Meki Castellón, desvela que, pese a que disputará la cita representando a la selección española, «tenemos que costearlo todo, incluso la ropa con la que compite». Un gasto que, tal como ella cuenta, afrontarán con mucho trabajo para cumplir la ilusión de su hijo, premiando a la vez la dedicación que ha mostrado para conseguirlo. Pero, al mismo tiempo, lamenta la falta de ayudas para fomentar la participación de las jóvenes promesas en citas internacionales. «Este año podrá ir porque el viaje a Bulgaria es asumible. Pero, cuando los campeonatos sean en países como Rusia o Japón, no sé qué vamos a hacer», afirma contrariada.