Y Borja Domínguez se reencontró con el fútbol y con el gol

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Segunda B Marcó su primer tanto con la camiseta granate en el campo donde creció

19 feb 2019 . Actualizado a las 08:00 h.

Cuando Borja Domínguez decidió venirse a Pontevedra tenía varios objetivos, el primero ayudar al equipo a luchar por el ascenso y el segundo, reencontrarse con el fútbol. En los últimos meses su pasión parecía haberle dado la espalda en forma de lesión y su única opción era el banquillo del Alcorcón. Se enfundó la camiseta granate y retomó el idilio con el fútbol. Este domingo lo llevó a una de sus cotas más altas al marcar el gol de la victoria en el campo de Barreiro. Sumaba el único tanto del equipo, una victoria fuera de casa para el Pontevedra y ante el equipo que le vio crecer y en la ciudad en la que vive.

Vencer en Vigo gracias a él supuso para Borja Domínguez un plus de motivación, que le llevó a subir los tres puntos al marcador después de romper la meta celeste a pase de Pedro Vázquez, brillante en todo el partido. «Para mí es un plus de motivación para continuar, llevábamos tiempo sin marcar, estoy muy contento con marcar en la ciudad en la que nací, donde me crie», señala el medio vigués. Desde que llegó al equipo se ha convertido en una pieza casi imprescindible en el medio campo granate. Primero por la ausencia de Kevin y el domingo por la de Berrocal. El técnico contó de partida con Álvaro Bustos y Borja Domínguez, los dos fichajes del mercado de invierno que están dando rentabilidad al equipo, con sendos goles en los dos últimos encuentros. «La verdad es que intento hacer mi trabajo, no sé como se me ve desde fuera, pero mi labor es ayudar a ganar», comenta.

Llegó en enero y ya ha disputado cuatro partidos con la camiseta granate, con 248 minutos en Liga, además de un partido completo en Copa Federación, que le valió a Luismi para ver las virtudes del vigués en el campo. Precisión, juego y ofensiva son tres de los valores de un director de orquesta que maneja junto a Kevin el medio campo. «No sé si ese es mi rol, estoy a buen ritmo, pero siempre puedo mejorar, la verdad es que después de no tener minutos en el Alcorcón, ahora estoy muy contento», comenta Domínguez, que con el conjunto madrileño solo jugó 67 minutos en Liga y siete minutos en un encuentro de Copa del Rey.

La confianza del míster le ha dado un empujón en un año complicado para él. Quiso que el primer gol con la camiseta granate tuviese un especial significado. «En el Celta B jugamos muchos de los que ayer estábamos con el Pontevedra, pero cuando sales al campo todo eso se olvida y ya solo eres granate», confiesa Domínguez. El futbolista que es hoy se forjó en Vigo, en la cantera del Celta y en ese viejo campo de Barreiro donde juegan los celestes. Su gol tuvo mérito por ser donde fue, pero sobre todo por ser el único del equipo. El capitán Edu Sousa lo hizo aún más válido al parar ya en el tiempo de descuento un disparo de Pastrana, que a punto estuvo de poner el empate en el electrónico.

El Pontevedra acabó de aguar la fiesta a un Celta al que no le salieron las cosas ni en el primer equipo (perdió 1-4) ni en su filial. La victoria da alas para seguir soñando con el play off, algo más apretado tras la última jornada. Sigue con esos tres puntos de rigor que marcan la diferencia con el cuarto clasificado, donde se fija el corte para entrar en el ascenso. «Hay muchos equipos en esa pelea, pero tenemos la oportunidad de entrar en ella y aprovecharla», reconoce Domínguez, que hasta ahora militaba en un equipo de Segunda y sabe lo complicado que es llegar ahí. «Vine a pelear y a ayudar», comenta. En eso está el nuevo director granate.