La corporación de Pontevedra pide que se cambie el trazado de la autovía A-57 por el rechazo vecinal que provoca

Injusto sería reducir lo ocurrido en el pleno de Pontevedra este lunes a un refrán. Pero la ocasión casi lo merece. El mucho ruido y pocas nueces tan manido en política se impuso sobremanera y la mejor demostración es que, pese a las más de tres horas de debate, insultos y bronca, casi todos los asuntos se acabaron aprobando por unanimidad. Uno de los temas que concitó el voto favorable de toda la corporación, de PP, BNG y PSOE, fue la A-57, es decir, esa autovía en construcción entre Vilaboa y Marcón, cuyo segundo tramo está previsto que pase por Xeve y Bora, donde el trazado causa un profundo malestar social. Con numerosos vecinos de estas parroquias en el público, y a raíz de una moción presentada por el PP, todos los partidos acordaron pedir a Madrid que estudie alternativas para el trazado de esta segunda parte, que va de A Ermida a Pilarteiros. El objetivo es encontrar un recorrido «menos lesivo para los núcleos de población y familias afectadas, que limite al máximo el impacto medioambiental».

Más de veinte años lleva dando tumbos la A-57, cuya ejecución depende del Ministerio de Movilidad Sostenible (lo que antes era Fomento) y por tanto ora estuvo en manos de Gobiernos socialistas ora en manos del PP, dependiendo de quien mandase en Madrid. Así que, haciendo buena esa letra de Sabina de «nos sobran los motivos», los populares y los socialistas, con el telón de fondo de la campaña electoral de las autonómicas, aprovecharon para reprocharse mutuamente lo sucedido con este trazado y la fuerte contestación social que provoca. Los vecinos aplaudieron a ambos en determinados momentos y, sin embargo, se mostraron implacables con el nacionalista César Mosquera, al que al principio ni siquiera dejaban hablar. Aún así, el BNG también apoyó la moción del PP y, por unanimidad, la corporación le pedirá a Madrid que estudie un nuevo trazado para ese segundo tramo de la carretera. Por tanto, la presión vecinal dio resultado. 

¿Qué hará el ministerio?

¿Qué pasará ahora? Habrá que ver cómo reacciona Madrid ante esta reclamación. Pero, teniendo en cuenta que el socialista Iván Puentes insistió en que la corporación «ten posibilidades agora mesmo de influír na tramitación e que iso non signifique a parálise da obra» y que en el Gobierno está en manos de su partido, puede que tenga pistas sobre cómo respira en este asunto. El Rafa Domínguez también insistió en que ante un mensaje «tan contundente» de Pontevedra hay esperanza de modificar el trazado pese a estar ya el primer tramo casi listo. Pero Mosquera, convertido en Pepito Grillo, avisó: «Por nós non vai quedar. Pero o que facemos aquí é darlle ao pico e enredar. Porque vaise facer o que diga o ministerio ou non se vai facer nada». Acabaron votando todos en el mismo sentido y los vecinos reflejaron su satisfacción en los aplausos que se produjeron en el Teatro Principal.

Los de Bora y Xeve no fueron los únicos residentes que se fueron con recompensa del pleno municipal. También acudieron a la sesión residentes de calles como Augusto García Sánchez. Y lo hicieron porque el PSOE presentó una moción para que se mejore la seguridad ciudadana en esa zona y también en la de A Ferrería, donde los residentes están molestos por la presencia de toxicómanos que consumen droga o alcohol en la vía pública. Se acordó por unanimidad que se llevará el asunto a la junta de seguridad local para que haya un mayor control policial en estas zonas. Igualmente, también obtuvo el respaldo de todos los grupos una propuesta del PP para prestarle una mayor atención y mejorar el barrio de San Roque.

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