Daniel Luque sale a hombros en la segunda de feria en Pontevedra
PONTEVEDRA CIUDAD










































Fue el gran triunfador en una tarde en la que Morante de la Puebla fue corneado y Talavante no estuvo acertado al matar
10 ago 2025 . Actualizado a las 23:37 h.Intenso. Así fue el segundo festejo de la feria taurina de Pontevedra en el año del 125 aniversario. Intenso en faenas y emociones. Aún no había salido ningún toro al coso de San Roque este domingo y se escucharon los primeros insultos al presidente del Gobierno, respondidos con pitidos por una pequeña parte del público. La plaza presentaba un lleno y fue atronador el recibimiento a las cuadrillas y picadores.
Morante de la Puebla (La Puebla del Río, 1979) fue el primero en salir a torear a Carrillón. Con las banderillas llegaron los primeros «olés», pero no dio tiempo a mucho más. El toro de Garcigrande, de 520 kilos, cogió a Morante cuando realizaba un pase de pecho, provocándole una herida en el muslo derecho. Enseguida fue trasladado a la enfermería de la plaza, donde fue intervenido y después derivado al Hospital Quironsalud Miguel Domínguez de la ciudad. La tarde era ya cosas de dos, con un público que contenía el aliento. Cosa de dos entre Alejandro Talavante (Badajoz, 1987) y Daniel Luque (Gerena, Sevilla, 1988). Fue el pacense como más veterano quien tuvo que rematar la faena que había empezado Morante. Resolvió sin demasiada suerte.
Daniel Luque, quien a la postre sería el triunfador de la segunda de feria, brindó la faena a su compañero Morante. La ovación fue tremenda mientras empezaban a conocerse las primeras informaciones sobre su estado, por suerte no grave para su vida. Demostró el de Gerena mucho oficio en el centro del ruedo, toreando en redondo. Cuando se hizo el silencio y parecía que iba a matar, tiró el estoque y se tomó su tiempo antes los «olés» del respetable. Se escuchó a alguien pedir incluso que indultaran a Cuarentón. Mató con acierto y enseguida ondearon los pañuelos. Se llevó dos orejas. Algunos demandaron el rabo, pero el presidente no lo concedió.
En el tercero de la tarde, Talavante, que llevaba una protección en la mano izquierda, lo intentó arrimándose al toro. Hubo cierto suspense, pero mató bien. El público sacó rápido los pañuelos, pero con menos insistencia que en el toro anterior de Daniel Luque. El cariño por su esfuerzo se plasmó en un sombrero que le tiraron y en el confeti que le lanzó una peña.
El cuarto, Lucido, empezó flojeando algo de la patas delanteras. En una voltereta que dio se dañó el cuerno izquierdo. Luque se arrimó y desafió al animal cara a cara, pero pinchó al matar con un medio estoque. Costó matar al toro. Se llevó ovación, pero sin premio. Tratante, el quinto, llegó con cánticos en las gradas. También con gritos de ánimo de «José Antonio Morante de la Puebla». El toro tiró al picador, que quedó atrapado por una pierna. Talavante brindó el toro al público y defendió la faena entre los mugidos del animal. Falló y acertó al tercer intento. Fue la suya otra ovación sin premio.
El festejo, que ya derivó en cánticos de todo tipo, terminó con la lidia de Veronés. Un Daniel Luque que quería ir a por todas, también se lo dedicó al público. Toreó flexionando las rodillas con hasta seis pases seguidos y molinillos. Acertó solo a medias al matar, pero se llevó una oreja.