Un libro ensalza el Estatuto que le quitó a Galicia sus complejos

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

EL PUEBLO GALLEGO

PACO RODRÍGUEZ

Feijoo y Bugallo destacan el ejercicio de consenso y de cesión que inspiró el nacimiento del autogobierno en 1981

03 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Hostal dos Reis Católicos, el edificio donde se firmó el pacto que hace 40 años alumbró el Estatuto de Autonomía de Galicia, fue el lugar elegido ayer para presentar una edición muy cuidados de los dos textos estatutarios, el de 1936 y el de 1981, que contribuyeron a asentar un autogobierno que, a su vez, sirvió para quitarle a Galicia sus complejos. El aserción la hizo Roberto Blanco Valdés, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidade de Santiago, que prologa la publicación con la que Teófilo Edicións también homenajea a la Xeración Nós por las formas tipográficas que se reproducen en la portada.

«Quixemos facer unha chiscadela á Xeración Nós no seu centenario porque puxo en hora Galicia cos reloxos da cultura do mundo», señaló José Luis Teófilo en la presentación del libro Estatutos de Autonomía de Galicia (1936-1981), en el que estuvo acompañado por el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, aparte de por el profesor Blanco Valdés.

Todos los intervinientes destacaron el ejercicio de acuerdo y cesión que supuso la aprobación del Estatuto de Autonomía, que si bien en su día fue refrendado solo por el 28 % del cuerpo electoral gallego, con el paso del tiempo se acabó convirtiendo, junto con la Constitución, en una norma fundamental de convivencia, sin la que es imposible entender la Galicia actual.

Bugallo puso de relieve que en los tres textos, en los dos estatutos gallegos y en la Constitución, «fíxose un inmenso esforzo de procura do acordo para integrar todas as posturas diferenciadas», lo que provocó que a lo mejor no entusiasmaran totalmente a todos los sectores, pero sí posibilitaron puntos de encuentro.

Esta tesis fue compartida por el propio Feijoo, que aludió a los textos de 1936 y de 1981 como «o avó e o pai» de la autonomía gallega que, además, nació ligada a la democracia en España propiciando el cambio más importante, y para mejor, vivido en la historia de Galicia. Y es que el jefe del Ejecutivo gallego considera que, a diferencia de lo ocurrido en 1936, donde el primer Estatuto no pudo aplicarse debido al estallido de la Guerra Civil y la posterior dictadura, la historia de 1981 «tivo un final feliz», pues Galicia avanzó en todos los parámetros que se puedan comparar, y pasó de ser la tercera comunidad por la cola en renta per cápita a tener ahora el 92 % del PIB medio de España. «É a comunidade que máis converxe», remarcó.

Y en lo mismo incidió Blanco Valdés, que habló del «momento glorioso» de 1981, que pese a verse truncado por la lacra del terrorismo, el paro y dificultades de todo tipo, fue una época de «grandes avances» como el que representa un Estatuto que dotó de contenido el autogobierno y que, al mismo tiempo, «quitoulle de enriba os complexos» a quien en Galicia veían más atraso que prosperidad, algo que el tiempo se encargó de desmentir.