Stéphanie Frappart, la primera mujer que arbitra en un Mundial

J. Gómez Peña COLPISA

QATAR 2022

MOLLY DARLINGTON | REUTERS

La colegiada francesa pasa a la historia del fútbol y da un enorme salto para el deporte femenino

02 dic 2022 . Actualizado a las 18:44 h.

El estreno de un mujer como árbitro de un Mundial tuvo que esperar hasta la jornada final del grupo E, al partido a vida o muerte entre Alemania y Costa Rica del jueves. La francesa Stéphanie Frappart, de 38 años, fue la pionera. Otro paso para ella y un enorme salto para el deporte femenino. Y todo en un escenario, Catar, donde las mujeres tienen menos derechos que los hombres. El estadio Al-Bayt vio saltar al césped a la colegiada gala junto a sus asistentes, la mexicana Karen Díaz y la brasileña Neuza Back. «Puedo inspirar a muchas mujeres a asumir más responsabilidades», declaró.

En Qatar las mujeres no pueden enseñar las piernas.

Frappart pisó el campo con pantalón corto ante casi 80.000 aficionados y millones de telespectadores. Pierluigi Collina, máximo dirigente de los árbitros, es uno de sus valedores. Dice que Frappart no está en el Mundial para cubrir un cupo femenino, sino por su calidad como colegiada. Una mujer entre los 36 árbitros del torneo. La primera. Su estreno se saldó sin ninguna estridencia. La colegiada dirigió el envite con su estilo firme, sin aspavientos. No dejó el rastro de ninguna polémica.

Frappart está bien entrenada para adaptarse a su efecto mediático. Cuando en 2014 se convirtió en la primera árbitra de la Ligue 2, la segunda división el fútbol francés, los medios de comunicación la rodearon. Una mujer en un coto de hombres. Focos. Buscaban una historia extraordinaria. Y, como recuerda ella, solo encontraron a un árbitro que hacía bien su trabajo. La situación se repite cada vez que Frappart escala un peldaño. Como cuando fue la primera mujer en dirigir un encuentro de la Ligue 1 (Primera), el Amiens-Estrasburgo. O como cuando, hace tres años, dio el salto definitivo al pitar la final de la Supercopa de Europa entre el Liverpool y el Chelsea, en Estambul.

Cuenta Frappart que en los partidos de la segunda división francesa los futbolistas se dirigían muchas veces a ella como «Monsieur l'arbitre (Señor árbitro)». Eso, asegura, prueba que metidos en el campo los jugadores no ven su condición femenina como una barrera. Para ellos, es un árbitro más. De talla y arquitectura menuda (1,64 metros y 54 kilos), se impone en el campo. «Hay que tener pasión por esto para aguantar lo que te dicen cada fin de semana. Pero soy terca como una mula», declaró entonces. Con ese carácter ha abierto otra puerta en Catar.