La sirena de San Simón

Juan Piñeiro Rivas

RELATOS DE VERÁN

03 ago 2023 . Actualizado a las 17:17 h.

Vuelvo todos los años a San Simón, la isla donde me encerraron por ser republicano. Llegué en el 41, después de que un resentido me denunciara en mi pueblo. Me asignaron a un barracón donde apenas cabíamos, donde el hambre, el frío y el miedo eran nuestros compañeros. Los guardias nos maltrataban sin piedad y a menudo oíamos los disparos de las ejecuciones.

Lo único que me aliviaba era una pequeña ventana junto a mi cama, desde donde podía ver la Isla de San Antón y el puente que la unía con San Simón. Cada noche, miraba por esa ventana el cielo y las estrellas deseando escapar de ese infierno. Cada noche, cuando había luna llena, su luz plateada iluminaba el barracón sombrío y húmedo.

Una noche de luna nueva, cuando el cielo estaba lleno de estrellas, vi algo que me dejó sin aliento. Por la ventana entró un destello diferente al de la luna. Me levanté y miré hacia la playa. Allí, sobre una roca, había una sirena con el pelo rubio y la cola de plata. Era un ser maravilloso y mágico. Me miró a los ojos y empezó a cantar. Su voz me envolvió y me hizo sentir libre, fuera de ese lugar horrible.

De pronto, junto a la sirena, aparecieron unos hombres con trajes de buzo y arpones en las manos. Ella dejó de cantar y lanzó un grito agudo y fantasmal. Los hombres se quedaron inmóviles, como estatuas.

Me miró una última vez, me dedicó un canto de despedida y se sumergió en el mar.

Desde entonces, vuelvo todos los años a San Simón, esperando volver a verla. Los buzos siguen ahí, petrificados frente a la isla, pero ella no ha vuelto a salir.

Juan Piñeiro Rivas. 57 anos. Poio.