En septiembre no será verano

Diego Díaz Fernández

RELATOS DE VERÁN

08 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Al menos le quedaba el recuerdo de los últimos dos veranos. Eso sí que no iba a cambiar. Porque de recuerdos también se vive. Nadie podría quitarle lo que sintió el primer día que se vieron. Tampoco todo lo que vivieron juntos y lo que creía que iban a vivir.

Había llegado al pueblo por primera vez con nueve años. Era su primer verano fuera de Barcelona. Toda la incertidumbre que mascullara por el camino desapareció al poco rato de llegar. Mientras sus padres descargaron el equipaje, ella pasó el mejor rato con alguien por primera vez en su vida. La complicidad fue inmediata. Las ganas de agradar eran mutuas. Aquel niño tímido de aldea tenía la mirada verdadera que ninguno de sus amigos tenía.

Cada día que fueron pasando juntos, todo lo bueno se confirmaba. Entre juegos y conversaciones habían descubierto que aún no eran del todo mayores, pero que tampoco eran ya niños. Las sensaciones eran desconocidas para ambos, pero muy agradables.

Se acercaba su tercer verano, algo que llevaba deseando desde el año anterior. Los cambios que había notado en casa los últimos meses se fraguaron en una noticia pésima para ella: se mudaban al pueblo en septiembre al inicio del curso escolar. Eso significaba dos cosas, cada cual peor que la otra. La primera es que ese verano ya no se verían y la segunda, peor aún, es que en septiembre, viviendo allí, ya no sería verano. Pedro ya no sería un niño de aldea especial y distinto a los demás, sino un rutinario compañero de colegio. Las tardes no serían calurosas y no habría la piscina donde comenzaban a sentir un evidente rubor del que ambos iban siendo conscientes. El frescor de las noches ya no sería igual que el de agosto, y en el colegio no tendrían las mismas conversaciones que aquellas que tuvieron mientras sus familias charlaban después de cenar.

Sin duda, nada sería igual. Nada sería como todo parecía que iba a ser si siguiera viviendo en Barcelona, visitando el pueblo en verano y viviendo cada día como si mañana fuera hoy y no mañana.

Diego Díaz Fernández. 40 anos. Moaña.