Insomnio

Avelino Pérez

RELATOS DE VERÁN

23 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Estaba aún sin dormir en mitad de la noche. El reloj proyectaba en el techo las 3:38. Me fui con la imaginación a la playa desierta en la que Jodie Foster hace CONTACTO con los extraterrestres. El silencio era absoluto. Yo no vi a nadie. Me tumbé en la arena y me quedé dormido. Cuando desperté, tuve la certeza de que habían pasado varias horas, pero miré el reloj y marcaba las 3:40. ¡¿Igual que en la película, en pocos segundos habían transcurrido varias horas?! Pero yo no estaba en una película. El insomnio era real. Aunque me sentía bien, descansado, sin sueño. Como si en verdad hubiese dormido 8 horas. Sin embargo, el reloj no podía mentir. Solo habían pasado dos minutos. Cerré los ojos y me encontré en la playa. Vi una persona tumbada durmiendo. Me acerqué a mirarla y era yo. Aún estaba allí. Soñando con una realidad que me tenía atrapado y no me dejaba dormir. Dudé de lo que estaba pasando. Pensé en despertarme para impedir que ese sueño continuase. Si la realidad era un sueño, dejar de soñar la cambiaría. Mientras decidía qué hacer, me dormí. Y cuando desperté estaba en la playa, yo solo. Miré al techo buscando la hora proyectada, pero no estaba allí. No podía estar porque estaba soñando. Aunque si soñaba con la realidad, tenía que verla. Algo raro estaba sucediendo y no conseguía entenderlo. Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana. Todo estaba muy oscuro. Encendí la luz, pero no había; probablemente habrá un corte de suministro eléctrico —pensé. Me volví a acostar. Y me quedé dormido. Quise volver a la playa, pero no la encontré. Al día siguiente, como cada uno de los últimos seis meses, me levanté cansado, con ojeras y ganas de dormir. El insomnio seguía en su sitio.