28 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.
Todas las noches mi gata Amy viene a dormir conmigo; o ya me está esperando a un lado de la cama o viene después que yo abra las sábanas. Se pone en la almohada, a veces suerte apoyando la cabecita en mi brazo y otras no en la almohada, toda estirada. Le oigo respirar y ese ronroneo que parece un motor en marcha no me deja mirar el móvil los últimos instans, faces o x me da con la patita, como diciendo: «Es hora de dormir». Ella se levanta y se va varias veces a la cocina a beber o a hacer sus necesidades en la arena. Es el despertador natural que tengo, aunque después ella no me deja ni estirar las sábanas y protesta si la saco un minuto.
Tiene 17 años y espero que esté aún unos cuantos más, mi Amy querida.