El equipo santiagués tardó seis minutos en sumar su primer punto y le costó casi ocho anotar su primera canasta
07 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.La mala salida del Obradoiro en Vitoria fue clave. Después, el equipo de Moncho Fernández ya fue siempre a remolque en el marcador. Los santiagueses perdieron por 72-53 un partido en el que nunca tuvieron opciones de triunfo. El Caja Laboral arrancó con un 9-0 que empezó a marcar las distancias entre gallegos y vascos. Los obradoiristas tardaron casi seis minutos en anotar su primer punto (Lasme) y lograron su primera canasta cuando iban transcurridos casi ocho minutos (Andrés Rodríguez). En el primer cuarto, en el que el Obra entregó el encuentro, los de Moncho Fernández solo anotaron siete puntos.
Treinta y cuatro puntos en treinta minutos hablan bien a las claras del pésimo encuentro del conjunto de Moncho Fernández, que al menos pudo maquillar un poco sus cifras de anotación en un cuarto final sobrante, con la diferencia en el marcador siempre estabilizada en torno a los veinte puntos. Al final, cifras para la reflexión como la valoración del equipo: 39 en global frente a los 84 del Caja Laboral. Tres jugadores valoraron en negativo, destacando el -6 de un Tuky Bulfoni ayer desconocido. Tres triples de diecinueve intentos en una nefasta matinal de la línea exterior. Y como consecuencia de ello, una derrota inapelable tras una mañana para olvidar cuanto antes. No era un partido de la liga del Ibra, pero eso no justifica el mal encuentro de los santiagueses.
Poco digno de ACB fue el encuentro que jugaron Caja Laboral y Obra en el Iradier de la capital vasca. Los gallegos fueron a remolque desde los primeros compases en un encuentro sin historia. Y es que el poderoso Baskonia de Dusko Ivanovic tampoco necesitó un recital de juego para superar con relativa calma a los gallegos. Al revés, mediocre encuentro en todos los órdenes, en donde el menos malo fue el equipo local, al que le bastaron algunos chispazos del enorme talento que atesora en su plantel para acabar ganando sin excesivos problemas a un Obra que decepcionó.
El equipo compostelano fue un invitado amable en la matinal baskonista y en ningún momento llegó a apretar a los locales debido a una preocupante inoperancia ofensiva. Los de Ivanovic se dejaron llevar aplicando el mínimo desgaste y por inercia aseguraron el triunfo.