«A chave non pode morrer»

xosé m. cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

El presidente de este deporte lamenta la falta de respuesta juvenil

09 ene 2012 . Actualizado a las 07:05 h.

José Puente vino al mundo en un Laraño sin carreteras y lleno de charcos, muy distinto al de ahora. Sin tiempo a disfrutar de la niñez, a los 14 años ya estaba trabajando en la papelera y poco después en Autos Brea, en donde lleva a gusto 43 años con «un xefe que é loitador nato». Con 23 llevó al altar a una joven de solo 15 primaveras que le ha dado dos hijos, y estos, dos nietos. Pasó a residir en Figueiras. Y ahí sigue: «Estou nun barrio maravilloso, tranquiliño, sin problemas e cunha asociación veciñal que traballa moitísimo».

Al margen de su vida laboral cuajó en su ánimo una afición peliaguda: el arbitraje. Dirigió hasta hace unos años partidos de categoría preferente, fútbol-sala y veteranos. Las gradas le pusieron a prueba: «Chámanche de todo menos bonito, fágalo ben ou fágalo mal. Eu era una persoa coa que outros se desafogaban.Hai que facer ouvidos xordos, pero ás veces danche ganas de saltar á grada e preguntarlles por que te ofenden con esa gravidade, sobre todo cando se meten coa túa familia».

Un infarto, en el descanso de un partido, le llevó al hospital y al abandono definitivo del silbato. «Añoro a arbitraxe», confiesa evocador. Los partidos festivos de solteros y casados, en los que disfruta «como un enano», solapan como un placebo su nostalgia.

La vocación de la chave se remonta a su adolescencia más tierna. A los 14 años, tras volver del trabajo, jugaba en el bar O Refuxo de Laraño a veces hasta las dos de la mañana. Por aquellos tiempos competían 36 equipos. Hoy lo hacen 10. Mucha gente mayor se retiró por cansancio, muchos bares cerraron y la juventud no se anima: «Hai pouca xente moza xogando á chave. Poucos se poñen en contacto con nós. Xurdiron algúns no Arcadia, que o fan ben, e pouco máis». Las eiras abundaban en los contornos, pero «case todas pecharon».

Carneros

Puente evoca aquellos reñidos campeonatos de antaño, en el Apóstol o la Ascensión, en los que se entregaban carneros de premio. Es una costumbre que permanece. Solo que Sanidade ha dicho esta boca es mía y los carneros no pueden circular vivos por la cancha. O se entregan en casa de los ganadores o estos reciben su premio en efectivo.

«A chave sempre foi un xogo de Santiago e, pese ao baixón, espero que non morra. Ademais, nas festas de Santiago o ciclismo e a chave non fallan nunca, o que quere dicir que a chave está viva. é un xogo que crea amizade, reúne á xente que non se ve e conleva unha relación bastante familiar». En Santiago hay varias cabezas aptas para el laurel de la chave: Lelo, Pinaque, Quiroga, Nani, Boquete, Torreira, Canoto o Miguel, el as de este deporte.

En sus diez años de presidencia de la Asociación de Chave de Santiago, José obtuvo diversos logros, uno de ellos el pabellón de Galeras. Lo promovió el entonces edil Manuel Portas. Hoy el recinto provoca lágrimas: «Gastamos moito diñeiro aí e hoxe iso está totalmente abandoado e a mercede do botellón. Entra a auga, non hai luz e está todo roto. As numerosas denuncias que fixemos non surtiron por agora efecto. ¿A quen hei de dirixirme?». Para mayor inri los técnicos, subraya José, no acertaron con la localización idónea de la cancha.

Puente seguirá al frente de la Asociación de Chave hasta que el cuerpo aguante. Secundan su labor directiva Lueiro, Mato y Marcelino. Su propio hijo está al pie del cañón con él.

Dinamizador de vocación, Puente organiza también campeonatos de tute y dominó en una decena de bares de Santiago. Concurren numerosos equipos. «Convertimos os bares en centros de animación onde a xente se coñece, se fai amiga e coñece novos locais», explica.