Un misántropo genial

La Voz

SANTIAGO

alianza editorial reúne las obras clave de ambrose bierce, desde sus imprescindibles «cuentos de soldados» hasta «el diccionario del diablo»

28 ene 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

La experiencia amarga de la guerra civil estadounidense (1861-1865) tiene mucho que ver en la peculiar y simpática misantropía que desarrolló en los años posteriores el genial escritor y periodista Ambrose Bierce (1842-1913). Su paso por el noveno regimiento de voluntarios de infantería de Indiana agriaría definitivamente un carácter que ya por entonces no era un modelo de sociabilidad, pero estas vivencias le aportarían el material para algunos de los mejores relatos bélicos de la historia de la literatura estadounidense. Así, sus Cuentos de soldados -reunidos por Alianza Editorial en una caja con los Cuentos inquietantes, el Diccionario del diablo y Cuentos negros- se situarían en la cumbre de este subgénero, junto con obras de Ernest Hemingway o Stephen Crane, entre otros. Con el matiz de que estaría más cerca del primero por tener una experiencia directa en un conflicto armado, que le aporta esa viva amargura literaria de la que, quizás, carecen la mayoría de los bélicos teóricos, Crane incluido.

Bierce arrastró toda su vida las heridas psíquicas y físicas de la guerra civil -fue herido de gravedad en la batalla de Kennesaw Mountain y aún después de la guerra participó en batidas por los territorios indios- y, de alguna manera, convirtió su experiencia periodística en San Francisco en una continuación de los campos de batalla fratricidas de los que fue testigo, ayudado por la también vocación guerrera del que sería su editor durante muchos años: William Randolph Hearst. Pero muchas de aquellas crónicas cáusticas fueron flor de un día, mientras que relatos como Chickamauga o Episodio en el puente de Owl Creek forman parte del corpus de la literatura clásica estadounidense.

El final de Bierce es todavía hoy una incógnita: se desconoce dónde y cómo murió, aunque novelas como Gringo viejo, de Carlos Fuentes, se apuntan a la teoría más aceptada de que terminó sus andanzas en el México revolucionario. Pero poco antes de cruzar el río Grande organizó un último viaje sentimental por los principales campos de batallas de la guerra civil.

Casi tan misterioso como su final es el origen del Diccionario del diablo, una recopilación de definiciones en las que el cinismo es el principal hilo conductor (de hecho una primera recopilación se bautizó como El catálogo léxico de un cínico). Es probable que surgiera de una antología de aforismos que solía incluir en alguna de sus columnas periodísticas durante un amplio período de casi tres décadas.

En estas definiciones resuenan la ironía de Jonathan Swift y el humor satírico de su admirado amigo Mark Twain, aunque en un lenguaje mucho menos coloquial que el utilizado por el genial escritor sureño.