El discreto encanto de lo analógico

rosario gonzález MADRID / COLPISA

SANTIAGO

30 ene 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

En la era de la supremacía digital en fotografía, discurre en paralelo una tendencia retro que suma adeptos de manera constante. La fotografía tradicional mantiene su hueco en un mercado que, aunque minoritario, palpita aún. Más allá de la moda o de la atracción por los diseños vintage, cada vez más gente trata de recuperar el sabor de las antiguas Kodak, Polaroid o las ya míticas cámaras lomográficas de la extinta Unión Soviética, convirtiéndose en los últimos años en objetos de culto.

La moda se extiende por las grandes metrópolis de Nueva York, Londres, París o Tokio y ha generado una auténtica fiebre por lo analógico en países como Tailandia, con la creciente apertura de tiendas dedicadas a la fotografía tradicional, la creación de clubes de fotografía analógica en ciudades como Bangkok y con miles de jóvenes dispuestos a ahorrar los 800 dólares que pueden llegar a costar los modelos de cámara más codiciados.

La clave de su atractivo se encuentra en esos pequeños defectos que generan las cámaras de toda la vida y que los procesos de posproducción más avanzados solo logran emular. El proceso artesanal imprime el toque de «autenticidad» que nos sugieren las fotografías de los álbumes de nuestra infancia, colores saturados, imágenes desenfocadas y esa pequeña bruma que parece envolver el aura de las imágenes antiguas y que funcionan como la famosa magdalena de Proust para transportarnos al pasado.

Lomomanía

Dentro de los iconos recuperados por los nostálgicos, las Lomo merecen un capítulo aparte. La mítica cámara fotográfica originaria de la antigua Unión Soviética estuvo a punto de desaparecer tras la caída del muro de Berlín. En 1991, unos jóvenes austríacos de viaje por Checoslovaquia compraron un par de ellas y, sorprendidos por los resultados, decidieron importarlas de manera clandestina para su venta, generando una corriente artística que aún hoy se refleja en galerías, museos y clubes de fotografía.

Dentro de esta tendencia, la compañía Lomography ha supuesto una auténtica revolución con cámaras Lomo diseñadas para el gran público. Productos como el fish eye (efecto ojo de pez) o las cámaras Diana se han posicionado como uno de los regalos más solicitados de momento.

Otra cámara rescatada del olvido ha sido la Nishika N8000, una cámara creada en los estertores de la década de los ochenta que permite tomar cuatro fotos a la vez desde cuatro ángulos diferentes, generando fotografías con efecto 3D.