Currás: el gestor y el político quieren darse la mano

xosé m. cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

23 abr 2012 . Actualizado a las 11:26 h.

Tras la retrasada Semana Santa de Raxoi, cobra de forma paulatina normalidad el escenario municipal. Gerardo Conde sorprendió a todo el mundo abandonando Raxoi con una caballerosidad infrecuente en estos trances. Al margen del pleito tributario que le ha caído encima, y en que le avala aún la presunción de inocencia, se ha ido pausado, sereno y sin rencores, cuando a lo mejor muchos aguardaban algún brote de la personalidad política del exregidor conocida por muchos españoles. No tenía otra salida que irse, y se fue como un señor.

Lo humano queda y, tras su dimisión, Conde Roa estuvo hablando en privado con gente del otro bando, como Rubén Cela, en esos casos en los que se evidencia que hay vida tras la política. Pese a todo, parece difícil creer que un animal político como Conde se retire definitivamente a sus aposentos privados.

Ha dejado enfilados proyectos de diferentes pelajes, algunos polémicos y conflictivos, y ha amparado iniciativas bien valoradas como la fusión de municipios. Si su sucesor sigue la pauta de la continuidad que predica, esa tesis se mantendrá vigente en el escenario comarcal.

El heredero de la alcaldía ya había ido dejando su rastro en las publicaciones oficiales desde primeros de mes, firmando como Ángel Benito Currás resoluciones que hasta ese momento suscribía Gerardo Conde. Lo tenía en mente el exregidor cuando en su fuero interno ya se sabía atrapado por la denuncia de Hacienda, y se lo puso sobre la mesa al presidente Feijoo. Y Currás fue elegido en detrimento de Paula Prado.

Incógnita

Ángel Currás es todo una incógnita. Reúne una corta trayectoria como gobernante, menos de un año, y ya avanzado el curso no cabe la cortesía de darle cien días para comprobar su talento y eficacia. De ser así, habría el riesgo de ir concediendo períodos de cien días en lo que queda de mandato, y lo que hay que hacer es proseguir con normalidad la agenda trazada, como quiere el alcalde.

Currás llega con el halo de gestor de importantes servicios públicos, aunque es desconocida su capacidad de estratega político. Ha tenido apenas tiempo para exhibirla y es casi imberbe en la materia, pero si logra aunar la pericia técnica y la destreza política la combinación puede deparar un buen inquilino en Raxoi. Tiene tres años por delante y un primer reto que acometer: las engorrosas cuentas municipales. Es preciso sacarlas adelante, pero ya a pares. En el momento en que entren en vigor, los técnicos deberán estar trazando ya las líneas del presupuesto del 2013. El toro puede pillar a uno en su etapa bisoña, pero no en los siguientes ejercicios. Entretanto, a ver lo que dice Madrid del plan de ajuste y si abre o no la espita de los 17 millones de euros solicitados por Raxoi para eliminar la ignominiosa morosidad municipal.

Al margen de las cuentas, son varios los proyectos que andan bailando en la cuerda floja y, precisamente ahí, es donde se va a demostrar la aptitud del nuevo mandatario para ponerlos en órbita. Y no es solo ubicar, sino a lo mejor reubicar asuntos conflictivos que pudieran tener un mal engranaje.

Si la personalidad política de Ángel Currás es todavía enigmática, no lo es su seriedad y la ilusión con la que ha empuñado el timón de la nave de Raxoi. Eso sí, su estilo de hacer política va a estar en las antípodas del de su predecesor.

Su afabilidad en el trato también puede deparar que salten menos chispas cada vez que se cruce el cableado dialéctico entre gobierno y oposición. Es una asignatura pendiente en un escenario en el que antaño brilló la colaboración institucional y en el que apenas había que pisar las dependencias judiciales.

La convulsión de los pasados días se hizo patente en muchos rostros y al final no hubo reflexiones altisonantes, sino todo lo contrario. PSOE y BNG participaron del respeto que inspiraba el momento. Pero lo humano difiere de lo político y está claro que la oposición se libró de una tacada de los dos enemigos más incómodos que se encontró en Raxoi: Gerardo Conde y Ángel Espadas. Al exjefe de gabinete lo catalogan en su partido como un hombre inteligente, y lo demostró, pero ha quedado tocado el fatídico día del atestado de tráfico. La confianza le ataba a Raxoi, no un escaño, y el adiós a la vida municipal se hizo inevitable. Se consumó la segunda muerte de Ángel Espadas, que no pudo escribir Semprún.