Los trasplantados de riñón reclaman mejoras en la atención al enfermo

m.m. santiago / la voz

SANTIAGO

25 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La Asociación Tras-Ril-San celebró ayer su reunión anual, que contó con la asistencia de medio centenar de personas entre los que había numerosos trasplantados de riñón de Ourense, A Coruña y Santiago, así como sus familiares. No faltó a la cita el doctor Rafael Romero que, en palabras de Pilar Fernández López, es «como el ángel de la guardia de los enfermos y una gran ayuda para ellos y sus familias».

Como todos los años desde hace 22, la «gran familia» de los trasplantados de riñón se reunieron en el campillo del convento de San Francisco para después participar en una misa en el convento. Tras la celebración litúrgica llegó el momento del relax y los más de cincuenta asistentes degustaron una comida de confraternidad en el restaurante Monte da Condesa. En los aperitivos se contó con la concejala de Benestar Social, María Castelao, y en la comida participó Dositeo Rodríguez, que tiene «vinculación personal con la asociación, totalmente al margen de la política, y siempre estuvo con nosotros», explicó Fernández.

Temas pendientes

Aunque el día invitaba a la celebración, la presidenta de la asociación aprovechó para insistir en los temas pendientes. Pidió que los «temidos recortes» dejen de afectar a la atención de los enfermos. Pilar Fernández apuntó que «si bien los médicos se desviven por los pacientes, la atención al enfermo ha mermado su calidad».

Uno de los casos más graves es el trato que un paciente recibe en urgencias: «Puede acudir por un catarro con fiebre y recibir la contestación de que eso no es una urgencia, pero tienen que darse cuenta de que el trasplantado tiene miedo a que cualquier cosa pueda hacerle perder su órgano». Otro problema son los recortes en los traslados en ambulancia para la diálisis o el coste de las medicinas, que «ahora tienen el copago y son enfermos crónicos».

Por último, la asociación pedirá a los responsables del centro As Cancelas que les autoricen a colocar una mesa para promover la donación de órganos, porque «necesitamos un sitio donde pase mucha gente». Antes eramos la asociación que más donaciones lograba en Galicia y, en un día, se hacían 100, pero ahora no llegamos a las 20, lamenta Pilar Fernández. A su juicio, la instalación de mesas al aire libre en calles de la ciudad tampoco es una opción porque «llueve, hace frío y no podemos estar así».