Se hará raro acudir a Sar y no ver los triples inverosímiles de Alberto Corbacho ni las defensas asfixiantes de Pavel Pumprla. Pero las ausencias vienen bien para recordar que los jugadores pasan, que lo que permanece es el equipo, que las grandes aficiones están por encima de las circunstancias.
El alero balear y el checo no están porque prefirieron explorar nuevos destinos. Eran dos de los jugadores mejor pagados de la plantilla, conocían el horizonte económico y deportivo que se les presentaba en Sar y consideraron que llegaba el momento de cambiar.
Uno sabe que el «Coorbaaachooo, Coorbaaachoooo» no va a sonar igual en cualquier otro sitio que vaya. El otro sabe que solo hay un lugar en el que siempre se le identificará como Paveliño. Pero los dos entendieron que querían un equipo que jugase competiciones europeas. Y es legítimo. Igual que Kleber se acogió a la cláusula de salida para recalar en el Bayern Múnich.
Corbacho llegó a un acuerdo económico para que el Obradoiro renunciase al derecho de tanteo y, de ese modo, poder negociar su futuro con total libertad. Con Pumprla, cuando le plantearon la opción de renovar, el mensaje fue claro: quería Euroliga o Eurocup. En esa tesitura el club se echó a un lado. No había margen para la negociación.
Tampoco sigue Rafa Luz, que en sus tres años en Sar tuvo un comportamiento ejemplar. En este caso, todo apunta a que el base y la entidad entendieron que se había agotado un ciclo.
Es la única plaza que queda por cubrir en el equipo y no hay prisa, a la espera de que pueda aparecer algún mirlo blanco.
En eso consisten las pretemporadas, en un juego de tiempos y decisiones para los clubes y para los jugadores, con el consiguiente riesgo para ambas partes. En junio todos tienen donde escoger y las cotizaciones son unas. En agosto hay menos donde elegir y las cantidades económicas son otras, normalmente más bajas. Para nadie es fácil acertar.
En cualquier caso, a partir del lunes 24 los que cuentan son los que están, los que tienen que sacar adelante el equipo, que Moncho Fernández y sus ayudantes vuelvan a acertar con la tecla para completar un mecano muy renovado, con más centímetros que nunca, con algunos kilos menos, con muchas expectativas, con la ilusión de seguir disfrutando del baloncesto entre los 18 o 19 integrantes de la Liga Endesa. Lo que cuenta es Sar.