«He tenido en Compostela seis alcaldes legales y cuatro legítimos»

xosé m. cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Quien más le marcó como regidor fue Xerardo Estévez porque le implicaba en los proyectos

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Javier Castiñeira acaba de decidir que su etapa en Raxoi ha llegado a su fin y ha resuelto emprender otra más personal y más suya. Su escrupulosa legalidad como secretario no le impide ser un idealista vital como ciudadano.

-¿Jubilación de júbilo o por cansancio?

-Por el transcurso natural de una vida plena. Hay etapas y a mí me llegó la edad adecuada para iniciar una nueva andadura. Y quiero llenarla como la anterior, que ya se agotó.

-Lejos queda el día que cruzó la puerta entrada en Raxoi.

-Lejos y cerca. He vivido tan seguido que los días se me han hecho casi minutos. Me acuerdo de la ilusión que me embargaba y del júbilo cuando fui elegido para esta plaza. Era un anhelo y vine aquí por mi vinculación a esta tierra y por mi amor a Galicia.

-Pasaron seis alcaldes...

-Yo diría que solo cuatro. Seis alcaldes legales y cuatro legítimos.

-¿De todos los regidores, cuál imponía más?

-No tuve ningún problema con los cuatro, y todos tenían sus virtudes. Pero a mí me marcó sobre todo Estévez, porque implicaba más. Había más dosis de idealismo y mucho que hacer para superar una ciudad vetusta y convertirla en capital de Galicia, con las infraestructuras necesarias y la presencia de la sociedad civil.

-¿Dura la etapa de Conde Roa?

-El tema se está sustanciando en la sede institucional en la que debe estar. Aquí nos tenemos que preguntar todos si la democracia tiene valores y si queremos preservarlos y no condicionarlos. De las experiencias se extraen provechos. Pero soy parte interesada y temo no ser imparcial.

-Lo decía en plan anímico.

-En plan anímico lo que vi claramente fue la necesidad de que yo volviera, y otros siete funcionarios, porque no era un tema de provisión de puestos de trabajo, sino de legitimidad.

-Quedan secuelas: visitas a Lugo que no querría hacer.

-Yo estoy presente por el prurito de que soy un funcionario público y puedo contribuir a esclarecer las cosas. Lo veo como un deber.

-¿Difícil ejercer con tentaciones de alcaldes de mangoneo?

-Mira, Manuel, los secretarios de primera en teoría podríamos llegar a Madrid por méritos. Lo que es nefasto es el sistema de libre designación tal como se ha entendido y en veinte años no se ha cesado a un solo secretario. Deberías tener una estabilidad casi como la de la judicatura. Lo que no puedes es dejar esto en manos de unas personas (hemos visto el ejemplo) condicionadas que no tienen en cuenta los intereses generales. Una cosa es equivocarte y otra, por ganar tres perras más, ser lacayo del servilismo e ir un paso más por delante del alcalde. El secretario debe preservar que ningún miembro de la corporación y ningún funcionario se meta en líos.

-¿Algún expediente le quebró la cabeza?

-Sí, he tenido expedientes difíciles, de esos en los que se llega justo al marco legal y que me han traído por la calle de la amargura. No te digo cuáles porque hay personas implicadas, pero no he dormido alguna noche y he pasado fines de semana dándole vueltas, buscando soluciones. Quizás he sido demasiado servicial, pero me tomo las cosas muy a pecho.

-¿Siente uno temor, o pánico, a poner una coma legal que esté mal puesta?

-Hay un movimiento pendular en el que se ha pasado a un excesivo temor a meter la pata. Pero no trabajar es peor. Sí hay temor en muchos funcionarios ahora a meter la pata. El miedo es libre. Llegará el momento en el que haya que equilibrar el filo de la balanza. No nos debemos dejar agarrotar, y sí remar, si se puede, en favor de quien gobierne.

«Hay temor en los funcionarios a meter la pata, pero no nos debemos agarrotar»

francisco Javier Castiñeira izquierdo