Dos empresas están interesadas en dotar de fibra al casco histórico

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

El Plan Especial impide nuevas instalaciones en las fachadas de los inmuebles

29 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de los principales reivindicaciones de vecinos y comerciantes del casco histórico es la de poder disfrutar de las ventajas de una conexión a Internet digna del siglo XXI y de terminar, de una vez por todas, con la falta de cobertura para la red móvil. La solución a este problema pasa por conseguir cablear la zona monumental con fibra óptica, lo que permitiría a comerciantes y particulares contratar servicios más acordes con sus necesidades.

Fuentes municipales confirmaron que dos empresas del sector de las comunicaciones mostraron su interés por dotar de este servicio al casco histórico, y que los técnicos estudian las propuestas para intentar encajarlas en la normativa urbanística.

Sin embargo, el encaje no parece fácil a ojos de los técnicos que miran con lupa las normas que protegen a la ciudad Patrimonio de la Humanidad. La cuestión es que el Plan Especial del Casco Histórico no permite nuevas instalaciones en las fachadas de los inmuebles. Al contrario, la normativa aboga por la retirada definitiva de todos los cables que cuelgan de las fachadas y que, en algunas zonas, incluso cruzan de un lado a otro de las calles. La opción técnica es la de canalizar el subsuelo con la red de fibra óptica, pero esto supera con creces la inversión que dichas empresas y que el Concello pueden asumir. Aún así, desde Raxoi aseguran estar trabajando en otras vías para buscar una respuesta a esta necesidad.

«A substitución do cable foi a solución»

 

 

En la rúa Porta da Pena consiguieron esquivar con éxito la normativa de protección del casco histórico y disfrutar de hasta trescientos megas de velocidad en sus casas, comercios y hoteles. Aprovechando la instalación de fibra óptica en la rúa Loureiros, ochenta vecinos de la calle se unieron para pedir a Movistar que ampliara la red hasta sus casas. Lo que inicialmente parecía imposible se consiguió, «e os traballos foron dunha semana», apuntó Alejandro Sande, uno de los vecinos que dispone de los 300 megas en su casa, mientras sigue peleando con un mega en su negocio de la rúa Nova.

El Plan Especial no permite nuevas instalaciones, pero «a empresa pediu a substitución do cableado e foi a solución», y este matiz fue suficiente para conseguir que el siglo XXI llegará a Porta da Pena y a uno de los lados de San Miguel.

«Hai que ser realistas»

Alejandro explica la solución con un ejemplo, «se teñen unha avaría na tubería de chumbo da auga, ¿poñen outra igual, de cobre ou de PVC? Pois cas comunicacións é o mesmo». Va más allá, «as comunicacións son o que foi a electricidade. Pasamos das velas ao cableado eléctrico. Canalizar é o ideal, pero sexamos realistas». En las fachadas de la rúa Porta da Pena y en uno de las márgenes de San Miguel se percibe claramente el cambio. Las que disfrutan de fibra óptica tienen un único cable fino, que entra en el portal hacia la caja del servicio; mientras que en las otras hay varios cables más gruesos que terminan en las cajas de telefonía. «Aínda que inicialmente nos xuntamos oitenta veciños, agora son moitos máis; e co tempo non haberá ninguén coa conexión antiga, o que permitirá quitar moitos máis cables. En estética é evidente o mellor, e tecnicamente é un luxo».

El acceso a las tecnologías es fundamental para atraer población y para que lleguen las empresas

 

 

Una de las prioridades fijadas en la revisión del Plan Especial del Casco Histórico es introducir cambios que permitan hacerlo más atractivo para conseguir ganar población, pero sin que las modificaciones supongan un peligro para la protección del patrimonio. Aunque Santiago no ha llegado a los niveles de fuga de residentes de otras ciudades históricas de España, el debate está abierto. Las carencias y deficiencias en el acceso a las nuevas tecnologías impide progresar en el asentamiento de nueva población, especialmente de jóvenes, que no están dispuestos a renunciar a los avances por vivir en la zona noble. También, fuentes del sector comercial se quejan amargamente de las dificultades para modernizar sus empresas o ampliar su mercado a las ventas por Internet. Esta misma semana, la continuidad del taller Media Lúa chocó con la realidad de que la persona que iba a asumir el negocio vio un futuro económico negro para el casco histórico.