El tabaco es el responsable de cuatro de cada cinco cánceres de pulmón. Pero no solo de este. Laringe, esófago, faringe, boca, vejiga, hígado... La nicotina y los demás componentes del cigarro arrasan por donde pasan. Hay factores imprevisibles en el cáncer. Nadie puede luchar contra una herencia genética. Pero hay factores más que previsibles. Todos podemos evitar el tabaco. Alarmistas o no, nadie puede negar que hoy en día hay mucha información al respecto.
Al fenómeno del tabaco y a sus consecuencias se suma uno nuevo, la incorporación masiva de las mujeres. Antes el de pulmón era un tumor residual en ellas. Ahora las cifras crecen a nivel exponencial. En diez años las muertes se han duplicado, y esta misma semana los especialistas han lanzado una alerta muy ilustrativa, en unos años el cáncer pulmonar matará a más mujeres que el de mama.
La famosa ley antitabaco que iba a acabar con la hostelería, con la vida social de los españoles y con la libertad, acabó siendo una herramienta utilísima para la creación de espacios sin humo y para que muchos se animasen a dar ese paso, a dejar el dichoso pitillo. Hasta ha perdido su glamur. Cuando Marlene Dietrich encendía un cigarro destilaba elegancia. O cuando Bogart usaba su encendedor para prender el de Lauren Bacall. Hollywood hizo daño, vaya que sí, pero ahora ni siquiera es tendencia apuntarse a la cajetilla de Winston. Se olvidaron en América de poner el glamur de Paul Newman, Walt Disney. David McLean -el actor de Marlboro- o Steve McQueen, cuando el tabaco los llevó a la tumba con un cáncer de pulmón. Dejen de fumar.