Las herencias

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

09 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Con excesiva frecuencia escuchamos en el crispado debate político local el argumento de la herencia recibida. Para echar balones fuera. Que si van tantas sentencias en contra del Concello con un coste desorbitado, que si los servicios concesionados llegaron desbaratados y plagados de irregularidades administrativas, que si asumimos las vías urbanas en un estado propio de un bombardeo por años de abandono, que si... Mire usted, a fuerza de reiteración, el mensaje de la herencia recibida solo suena a palabra hueca, a simple excusa. Más aún cuando está a punto de concluir el mandato. No es únicamente el recurso dialéctico facilón de Noriega y su gobierno. Es una vía de escape frecuente de los responsables políticos cortos de impulso y abocados al cortoplacismo, lo que dejará una herencia mucho peor a quien recoja su testigo, llegado el caso. Durante los largos mandatos sociatas y bipartitos, los que detentaban el poder en Raxoi no podían buscar culpables porque sería como mirarse en un espejo. Luego, Conde Roa tenía tantas urgencias que quiso arramblar con todo por la vía rápida, y de ahí la pesadísima herencia que tuvo que asumir Hernández. Y Noriega, si consigue renovar la alcaldía, va a tener que realizar un entrenamiento intensivo en el arte de esquivar bumeranes. Si otro recoge su testigo, por favor, que desista de este argumentario frustrante e inútil que debería estar desterrado del manual del asesor del político. El ciudadano exige integridad, rectitud y solidez en la gestión de los intereses públicos, sin optar por el atajo cuando el camino se presenta irregular y sinuoso. Si incluso así vienen mal dadas, habrá poco que reprochar.