«Cada año de la fiesta es una emoción diferente y mayor»

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Más de trescientas personas participaron en las comidas de Nochebuena y Navidad del Paluso

27 dic 2019 . Actualizado a las 00:48 h.

Los pequeños corretean y no paran de jugar antes de que se reparta el postre, mientras que la charla es animada en otras zonas de la gran mesa del Paluso. La carpa situada en la Alameda se transformó en un hogar para la comida de Navidad, como ya había sucedido la noche anterior, cuando la sobremesa y la animación se prolongó hasta las cuatro de la madrugada. «Tenemos gente que viene desde hace más de veinte años, que vimos crecer a los hijos ahora ya mayores», explica Chus Iglesias, la precursora junto a su familia de esta iniciativa solidaria que este año ha alcanzado la vigesimoquinta edición.

Y en el hogar del Paluso que busca ser un antídoto contra la soledad caben todos. Personas que carecen de compañía, familias con niños, peregrinos... De Santiago y de fuera. Incluso hay quien se hizo 300 kilómetros, explica Chus Iglesias, para asistir a esta fiesta, como unos hospitaleros que conocieron el año pasado la iniciativa y que quisieron repetir experiencia. También un grupo de peregrinos italianos, que no solo se sumaron a la gran mesa por Nochebuena sino que ejercieron como voluntarios.

Van veinticinco ediciones y Chus Iglesias no para de emocionarse, como cuando una mujer le entrega un calendario de agradecimiento o cuando se despide de Simone Negrín, que regresa a Madrid donde vive en los últimos años pero que no se pierde la Fiesta de Navidad del Paluso. «Él es nuestro primer voluntario. Fue el artífice de que hace nueve años la iniciativa tuviese continuidad, porque involucró al Coro da Ra y a los Amigos da Ra», asegura el alma máter de la Fiesta del Paluso, que destaca que la labor de los colaboradores es fundamental. «Ahora mismo, sin los voluntarios no haríamos nada», añade, agradeciendo no solo a la veintena de personas que durante estos dos días ayudaron, sino también al Coro da Ra, a los Amigos del Coro da Ra y a todos los que depositaron sus aportaciones en las huchas.

Y al calor del hogar del Paluso, en Nochebuena más de un centenar de personas cenaron aperitivos, mejillones al vapor, navajas, langostinos, bacalao con coliflor, jamón asado y postres variados. Ayer al mediodía, con más de dos centenares de comensales, el menú estuvo formado por aperitivos, langostinos, paella, pollo asado y dulces navideños. Como colofón, música y regalos, que nunca faltan.

«Cada año es una emoción diferente y cada vez mayor», explica Chus Iglesias, que en estas Navidades no pudo estar en los fogones pero «disfruté mucho viendo las caras de la gente, hablando». La ilusión, afirma, también crece. «¿Tú no ves la cara de los niños?», dice mientras dos de los comensales vienen a darle un abrazo antes de dejar la carpa por esta edición.