Comerciantes del casco viejo sufren caídas continuas de teléfono y ADSL

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

Muchos llevaban ayer más de 15 días sin un servicio que les impide hacer reservas, cobrar con tarjeta o realizar gestiones telemáticas

01 oct 2020 . Actualizado a las 22:55 h.

Ni fijo, ni ADSL, ni wifi desde hace dos o tres semanas, según la zona del casco histórico donde tengan su local comercial o su vivienda. Numerosos comerciantes y vecinos de la zona noble de Santiago sufren un apagón digital desde hace días que les impide contactar por vía telefónica con sus clientes, realizar cobros, confirmar reservas y hacer otras gestiones. Algunos vecinos del entorno de San Miguel se quedaron sin teléfono e Internet hace diez días, lo que les supone estar también sin servicio de teleasistencia. Tras semanas a oscuras, algunos clientes comenzaron a recuperar parte de los servicios ayer -cuando Compostela Monumental emitió un comunicado agradeciendo a Vodafone las gestiones para solventar el problema-, aunque lamentan la falta de información. «Nadie llamó, descolgué el teléfono y no tenía línea», comenta Manuela, una vecina de San Miguel.

Ana, de la joyería Alameda, decidió romper su relación con el operador «especialmente por las formas. Antes era de Ono, que fue absorbida por ellos, y tenía un contrato con un precio muy bajo que había sido negociado por Compostela Monumental para todos». Este contrato comenzó siendo de 14 euros al mes y pasó a 20 euros, lo que algún comerciante cree que podría estar detrás de los fallos. «No les interesamos a ese precio», opina Ana. Pero Ricardo Docobo sostiene que la causa del problema «es la antigüedad de las instalaciones».

«Un día llegué y no tenía teléfono ni Internet, y nadie llamó para dar explicaciones», lamenta Ana. A esta comerciante le aseguraron que el apagón se produjo porque la central que da servicio a la zona «no aguanta más, y por su antigüedad registró una avería para la que no hay piezas de repuesto». Sin embargo, esta explicación poco tiene que ver «con la que le dieron a otros. Llamas y nadie da respuesta». En el restaurante El Pasaje se enteraron de que no tenían teléfono cuando, al regresar tras el cierre por vacaciones, un «cliente nos dijo que no le cogíamos el teléfono. Perdimos una mesa de 20 personas. Y podemos usar el cobro con tarjeta porque parece que va por otro sistema», indican. En A cesta da Tenda, Carlos Rodríguez lleva tres semanas sin teléfono: «Se pasan la pelota de unos a otros, mientras nosotros tenemos los comercios sin servicio». El datáfono les funciona porque «cambiamos el sistema de conexión, pero hay comercios que lo tienen conectado a la línea telefónica y están sin él».

Sara Santos, de Hostelería Compostela, señala que los problemas le impiden «trabajar con normalidad. Los fallos de Internet hace que no pueda cerrar reservas». Todo esto, apunta, sucede en invierno, «pero puede pasar en cualquier momento».

«Es un milagro que funcione con esta instalación tan antigua»

Los comerciantes del casco histórico escuchan con frecuencia comentarios de los técnicos de las empresas de telecomunicaciones que vienen a demostrar que es la antigüedad de las instalaciones lo que provoca que, a menudo, se produzcan apagones digitales. «Es un milagro que funcione», fue al sentencia que escuchó hace unos días Ricardo Docobo, cuando un técnico procedió abrir la caja que hay junto a su comercio para buscar una solución a la caída de la línea telefónica. Polvo, cables pelados, humedad y óxido son parte de la descripción de las instalaciones más antiguas de la zona monumental, que traen de cabeza al tejido comercial y a los vecinos.

«Estamos atrapados por ellos, porque da igual la compañía con la que hagas la contratación. Lo que hace aguas es la instalación, que es de Telefónica. Así que da igual con quién hagas el contrato», explica Docobo. En la farmacia Gómez Ulla culpan al Ayuntamiento por «no facilitar el trabajo a las empresas para cambiar las instalaciones», lo que provoca continuas caídas de los teléfonos fijos, pero también, «lo que es más grave, de las conexiones de Internet», porque suponen un daño económico para los negocios del casco viejo.

«Hoy funciona, cruzo los dedos»

La vieja reclamación de dotar de fibra óptica a la zona está detrás también de muchas de las quejas de los comerciantes, que en algunos casos llevan hasta tres semanas sin ningún servicio o con caídas continuas. Jorge Riande indicaba ayer que, tras más de 15 días sin servicio, «hoy (por ayer) es el primer día que vuelvo a tener conexión para poder cobrar con tarjeta. Pero cruzo los dedos, porque no funciona continuamente. Hay momentos que se para, y cada vez más la gente usa la tarjeta para comprar».