Los cabezudos bailaron, pero no pasearon

lucía gómez / i. c. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

El ánimo festivo no decae en Santiago pese a la menor presencia de visitantes en las calles

25 jul 2020 . Actualizado a las 21:55 h.

La Praza da Quintana se llenó este viernes para recibir la actuación de los cabezudos como nunca antes se había visto. Este año el aforo era reducido y en la plaza, como en todos los espectáculos del Apóstolo, se instalaron sillas con la distancia de seguridad para el público. Sin pasacalles, los cabezudos, que también llevaban mascarillas, se subieron al escenario para bailar al son de la música de los gaiteiros.

Las familias llegaban y esperaban sentadas el inicio de la función, mientras que los que se habían quedado sin entradas no dudaron en ver el espectáculo detrás de las vallas. «La gente seguía por las calles a los cabezudos y los niños bailaban con ellos. Es un espectáculo para participar y eso es lo que hoy se echa de menos», aseguró Begoña Nieto, vecina de Santiago que, aunque se quedó sin entradas, no quiso faltar. Lo mismo le ocurrió a María Jesús de la Peña, una compostelana que ha participado en los pasacalles «desde que tenía uso de razón». «Aunque este año es distinto, no quise perdérmelo. Las Festas do Apóstolo sin cabezudos no son fiestas», recalcó.

Con cada baile la gente se animaba y aplaudía al ritmo de la música. Los niños, sentados, no quitaban ojo a lo que pasaba en el escenario. Tanta era la emoción que alguno se levantó de la silla para poder bailar como aquellos cabezudos. Despidieron el espectáculo entre aplausos y, a pesar de que las mascarillas no dejaban ver las sonrisas, los más pequeños se iban alegres hablando de lo que habían visto. Laura Serra, una italiana afincada en Santiago, vio por primera vez a los cabezudos y afirmó que ahora que vive en la ciudad espera «poder verlo otra vez el año que viene, me gustó muchísimo».

El ánimo festivo no decaía y se dejaba notar en las calles de la ciudad, ofreciendo una imagen distinta a días anteriores en los que no se notaba tal afluencia de gente. Aunque sin comparación con años anteriores, la rúa do Franco se llenaba de turistas que venían a pasar unos días en Santiago con motivo del Apóstolo.

«Este año hemos decidido venir aquí para pasar unos días y ver por primera vez los fuegos», comentó Ramón Moreno, un leonés que llegó a Santiago con su pareja para pasar un fin de semana juntos. Lara Ramírez, de Madrid, es el segundo año que viene y sí ha notado una disminución en el número de turistas, aunque aseguró que en las calles ya se veía más movimiento y notaba que la gente tenía ganas de disfrutar de las fiestas.

Los compostelanos, acostumbrados al bullicio en esta época del año, han observado una gran diferencia en comparación con años pasados. «Se anda muy bien por Santiago, sobre todo los que somos de aquí. Pero a estas alturas esto tenía que estar lleno de turistas», afirmó Elvira Barreiro. Lo que sí tiene claro es que se ha incrementado el número de visitantes ya que son muchos los que vienen a pasar estas fiestas en la ciudad. Como ella, estaban deseando poder disfrutar del espectáculo pirotécnico de la noche y del resto de la programación de los próximos días.

XOAN A. SOLER

«Echábamos de menos a la gente, estuvimos muy parados»

La afluencia de gente, motivada con el inicio de las Festas do Apóstolo, se ha notado en los bares y restaurantes de la rúa do Franco. «No hay comparación con otros años, pero sí que estamos notando más movimiento. Echábamos de menos a la gente porque estuvimos muy parados», comentó Miguel Ángel Barreiro, del bar Fonseca.

Después de años trabajando sin parar en fechas señaladas como estas, los hosteleros notan la disminución de clientes, lo que repercute en el negocio. «Se ven muchas personas en las terrazas, pero tienen miedo al interior. Tenemos muy poca previsión para esta noche», afirmó David Cacela, del restaurante A Barrola. Aunque las calles se han ido llenando estos días, en los establecimientos no se nota una diferencia con días anteriores a la hora de atender. «Sí es verdad que el turismo nacional compensa un poco la falta de extranjeros. Pero esto no llega ni de lejos a los niveles de antes», aseguró Marcos Pena, del restaurante Casa Sixto.

Sin reservas para los días grandes del Apóstolo, los hosteleros no pueden hacer ninguna previsión de lo que puede pasar estos días. Marcos Pena, consciente de la situación, afirmó que van cubriendo como pueden los gastos, aunque «raspados». Desde A Barrola comentan la dificultad de este último mes en el que las cifras no son tan positivas como se esperaba. Ver gente por la calle los mantiene en pie, pero saben que registrar un buen día no va a compensar el resto del mes. «Hoy es el día grande y cómo es posible que no esté trabajando la plantilla completa en la zona turística de Santiago», comentó David Cacela.

Los hosteleros esperan volver a los niveles de antes, aunque no pueden prever nada. «Los fuegos no se echan desde el Obradoiro, sin embargo esperamos tener una buena clientela. Esto va resurgiendo, pero a cuentagotas», recalcó Miguel Ángel.