Ricardo López Navarro: «El aeropuerto seguirá creciendo, su techo es el de Galicia y el del Camino»

serafín lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

El director de Lavacolla en los últimos nueve años sostiene sobre el efecto del AVE que lo relevante es ganar viajeros a nivel global

04 jul 2022 . Actualizado a las 00:25 h.

Ricardo López Navarro (Caravaca de la Cruz, 1973) acaba de completar la mudanza. Cierra nueve años en la dirección del aeropuerto de Santiago y se traslada a Zaragoza, donde pilotará una terminal con menos tráfico comercial pero que es ya la segunda del país en movimiento de mercancías. De allí procede el que, desde el viernes, es su sustituto en Lavacolla, el lucense Marcos Díaz, por lo que Aena ha resuelto esos relevos tocando el menor número de piezas posible. López Navarro deja atrás la etapa de mayor expansión del aeropuerto y se despide de la ciudad en la que creció su familia y también obtuvo el grado profesional en piano.

—¿Cuál es su balance de estos nueve años en el cargo?

—En nueve años te pasa de todo. Tienes todo tipo de experiencias que, vistas con perspectiva, son todas enriquecedoras, que te hacen crecer tanto a nivel profesional como personal, que es algo que valoro mucho. Después de estos nueve años, soy mejor persona y mejor profesional.

—En cuanto a la actividad del aeropuerto, quedan esos cuatro récords consecutivos de pasajeros, una expansión que truncó la pandemia y que está de vuelta.

—Así es. Han sido años dulces para el aeropuerto, en los que hemos ido ofreciendo cada vez más rutas nacionales e internacionales. Ese aumento de la oferta ha ido seguido de un aumento de la demanda, que es lo que ha permitido conseguir esos récords. Y tras la pandemia estamos recuperando muy rápido los valores del 2019, y este año, previsiblemente, podemos superar el récord de entonces. Todo esto también ha supuesto el reto de adaptar las infraestructuras del aeropuerto a ese aumento de tráfico.

—¿Considera factible superar este año las cifras del 2019?

—Según las expectativas que tenemos, y si no hay nada raro, podemos estar en ese entorno.

—Eso situaría a Lavacolla en el umbral de los 3 millones de pasajeros. ¿Supondría tocar techo?

—Creo que seguirá en aumento. El techo del aeropuerto es el techo de la región, del Camino. Pero no creo que tenga sentido hablar de techo cuando estamos viendo que cada año se supera el número de peregrinos de años anteriores, de turistas.

—La amenaza está en el impacto de la crisis y la inflación, que los expertos vaticinan que será aún más intensa en el próximo otoño, cuando se diluya esta efervescencia estival pospandemia.

—Exacto. Por eso hay que ser prudentes y seguir trabajando. De momento, los números están siendo positivos, con meses en los que alcanzamos valores por encima de los del 2019.

—Otro lastre del aeropuerto es el carácter estacional de buena parte de sus rutas, muy supeditadas a la temporada de verano. ¿Cómo se puede mejorar ahí?

—Es un hecho que la gente viaja, sobre todo, cuando tiene vacaciones, y eso para la mayoría ocurre en verano. Por otro lado, hay algún turismo, sobre todo el oriental, que es menos estacional y está viniendo fuera de la temporada de verano. Pero luchar contra la estacionalidad es difícil. La forma de mantener las rutas es que siga viniendo gente durante los meses de invierno. Para eso hay que hacer mucha promoción en origen. Las rutas se mantienen con la gente que viene a visitarnos. Los aeropuertos tienen que ser destino. En el momento en que las compañías vean que hay demanda se plantearán también ofrecer rutas en invierno.

—¿Ve margen entonces para seguir trabajando en las políticas de promoción en el exterior?

—Sí, pero es un reto difícil.

—Cuando usted llegó al Rosalía de Castro la medida de todo era Oporto, su crecimiento y hasta qué punto podía arrebatar mercado. Ahora el Sá Carneiro está en otra escala. ¿Le ha favorecido a Santiago quitarse esa presión ?

—El aeropuerto de Santiago siempre ha trabajado de la misma manera, intentando ofrecer el mejor servicio a las compañías. Y creo que así tenemos que seguir, no mirando a otros aeropuertos, sino haciendo un buen trabajo y tratando de dar servicio al territorio para el que el aeropuerto también está pensado.

—¿Notan la competencia del AVE?

—Bueno, en este momento es difícil hacer una valoración. Durante la pandemia se quitaron muchas rutas a Madrid y algunas no se han recuperado. Pero vemos que las que hay tienen unos niveles de ocupación muy altos. Por tanto, es difícil discernir si baja el número de pasajeros con Madrid, porque no se han recuperado esas rutas que había antes de la pandemia; si es un efecto del AVE o incluso si esas rutas no se han recuperado, precisamente, por el efecto del AVE. Habrá que ver si el día que se recuperen volveremos a los niveles prepandemia en la ruta de Madrid. Pero estamos creciendo a nivel global y eso es lo importante.

«La vieja terminal requiere proyectos con visos de viabilidad»

«Hemos tratado en estos años de que el aeropuerto sea lo más operativo posible y lo más cómodo para el pasajero». López Navarro sigue hablando con pasión del Rosalía de Castro, una terminal que prácticamente todavía olía a obra cuando llegó a la dirección y a la que fue incorporando desde pequeñas mejoras en su funcionalidad hasta grandes reformas para facilitar la circulación de los usuarios y la operatividad de las aerolíneas. Agradece la labor de su equipo y desea mucha suerte a su sucesor: «Marcos lo va a hacer mucho mejor que yo».

—Destaca los altos niveles de ocupación de los vuelos y estos días, sobre todo con el cierre de Alvedro en los últimos fines de semana, se está viendo un efecto perverso que infla el precio de los billetes. Porque las aerolíneas renuncian a reforzar la oferta pese al aumento de la demanda. Llenan aviones, pero también encarecen las tarifas.

—Es un tema de compañías. El precio de los billetes sale de nuestra área de competencia. Pero por lo que me cuenta responde a la ley de la oferta y la demanda.

—Claro, pero el que paga es el usuario. Por cierto, con tanto aumento de viajeros el párking se está quedando pequeño, y eso facilita que, en días de muchos desplazamientos, proliferen los aparcamientos fuera de la terminal y, como sucedió en Semana Santa los coches estacionados en las cunetas. ¿Qué medidas están tomando para evitarlo?

—Ante esas noticias de las que habla, muchos usuarios han preferido acudir al párking de Aena. Hemos tomado una serie de medidas, liberando plazas del párking general que estaban siendo utilizadas por los abonados, a los que hemos dirigido a otras zonas que no ocupan plaza de párking público. Y está en proyecto ampliar el párking de bajo coste de la antigua terminal, para ofrecer más plazas allí.

—Ese rescate del viejo aparcamiento es lo único que se ha recuperado hasta ahora de la antigua terminal. En la nueva se han hecho muchas mejoras, pero la vieja sigue sin uso.

—La vieja terminal está pensada como edificio de tratamiento de pasajeros y hay que buscar un uso que sea compatible con esa funcionalidad. Como siempre digo, en Aena estamos abiertos a estudiar y valorar en su justa medida cualquier iniciativa que tenga visos de viabilidad.