El Santiago Futsal camina hacia su disolución por la falta de liquidez

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

El viernes finaliza la moratoria para abonar los pagos a la Federación Española y también arrastra deudas con Hacienda y la Seguridad Social

04 ago 2022 . Actualizado a las 12:40 h.

El Santiago Futsal ha sorteado con éxito temporales que lo habían puesto al borde del precipicio en más de una ocasión. Y va a caer por una tormenta de verano porque camina, de manera probablemente irremediable, hacia la disolución. Con poco más de 20.000 euros salvaría los escollos más inmediatos, pero incluso en esa tesitura todos los indicadores invitan a pensar en aquel viejo chascarrillo que decía: «Estábamos al borde del precipicio y hemos dado un paso al frente».

En temporadas anteriores el club siempre había cobrado el dinero del convenio suscrito con el Concello en el mes de febrero. Incluso hubo un tramo en el que percibía parte de la subvención en septiembre y la otra parte en febrero. Esta vez no ha sido así. Llegó la fecha, pero no el dinero. Y no solo al Santiago Futsal. Es un problema que también sufrieron otras entidades deportivas del municipio.

En el caso del club que en el año 2006 llegó a conquistar la Copa de España más cara de la historia, ese aplazamiento ha arrastrado consecuencias funestas.

Para poder inscribir al primer equipo en Segunda División B, tiene que estar al día en los pagos a la Federación Española. Desde febrero ha ido acumulando deuda por impago de sanciones y gastos de arbitraje en una cantidad de unos 8.000 euros. El ente federativo le ha concedido una moratoria hasta el viernes, para ponerse al día. Pero no hay liquidez.

Al propio tiempo, el Santiago Futsal no ha podido hacer frente, en mayo, a los ingresos que debería haber librado a favor de Hacienda y la Seguridad Social, de acuerdo con las condiciones asumidas en el convenio concursal que suscribió en su día. Es un proceso que empezó con 900.000 euros de deuda y que ha saldado en dos terceras partes, paradójicamente las más exigentes. Ha superado los tramos más complicados, pero está exhausto después de tanto remar en las condiciones más adversas.

Ahora se ve inmerso en una situación kafkiana. Al tener deudas con Hacienda y la Seguridad Social no puede percibir la subvención municipal nominativa del convenio con el Concello. Y sin ese dinero, no encuentra otras vías para salir del paso.

Con poco más de 20.000 euros el Santiago Futsal podría saldar sus deudas con la federación y con la Administración, y por tanto seguir adelante. Pero el cansancio hace mella y las perspectivas de futuro seguirían siendo más que grises.

La mayor parte de los jugadores que se quedaron a un paso de lograr el ascenso a Segunda División ya han fichado por otros equipos. El club se vería en la tesitura de armar una nueva plantilla, casi desde cero, a estas alturas de verano, sin apenas recursos.

La directiva asume que el final se acerca. Si el viernes, como todo parece indicar, expira el plazo sin inscribir al primer equipo en Segunda B, el probable plan de ruta empezará a tomar cuerpo en otra dirección.

El Santiago Futsal prevé presentar un plan de liquidación después del verano e intentará conservar un equipo en categoría juvenil, otro en cadetes y uno infantil. Pensando a medio plazo, podría ser el embrión para un nuevo proyecto que arranque sin peajes.

Por otra parte, sigue abierto un frente, el de la reclamación que presentó en su día en el Consejo Superior de Deportes poniendo en cuestión los cambios de criterio aplicados por la Federación Española de Fútbol al sorteo de los emparejamientos del último cruce en la fase de ascenso. Ha pasado más de un mes y todavía sigue sin respuesta.

De la Copa de España a una larga y lenta caída

Es difícil bregar tanto por la supervivencia como ha hecho el Santiago Futsal, heredero de un proyecto que arrancó con el apellido de su gran impulsor, Lobelle. Con un plantel netamente compostelano llegó a la división de plata. En el 2003 ascendió a la máxima categoría y dio paso a una etapa gloriosa, coronada con el título de la Copa de España conquistada en Zaragoza, en el año 2006. En cuartos de final eliminó al Polaris World Cartagena, el equipo con más presupuesto, que tenía en sus filas a Manoel Tobías, Simi, Torras, Balo, Marcelo, Cristian... En semifinales apeó en la prórroga al ElPozo Murcia de Vinicius, Kike, Juanjo, Fran Serrejón, Wilde... Y en la final, en los penaltis, pudo con el Boomerang Interviú de Luis Amado, Schumacher, Marquinho, Neto, Daniel... Es como si en el fútbol once, en la Champions, el Sevilla o el Benfica hubiesen dejado en la cuneta al París Saint Germain, el Bayern de Múnich y el Real Madrid.

Ver en Sar cada quince días a jugadores de la talla de Alemao, Betão o Ciço fue todo un privilegio. Pola, que llegó siendo un juvenil, dio el salto al Interviú y se convirtió en uno de los puntales de la selección. Diego Quintela también alcanzó la internacionalidad y, cuando ya el club atravesaba uno de sus graves baches económicos, llegó a renunciar a un gran contrato para no bajarse del barco en el que había crecido. Gestos mayores.

En diciembre de 2015 el equipo disputaba el último partido de la primera vuelta en la máxima categoría sin saber sin sería el último. Los jugadores ganaron aquella contienda y se fueron al vestuario convencidos de que acaban de poner el punto y final a la historia del club. Fue entonces cuando les confirmaron que, in extremis, había solución económica. Ese mismo año el club había conseguido salir con vida de un proceso concursal en el que redujo una deuda de 1,8 millones de euros a la mitad.

Durante siete campañas, y muy a duras penas, ha conseguido ir haciendo frente a las obligaciones asumidas en el convenio concursal. Actualmente su deuda está en torno a los 300.000 euros, según fuentes de la directiva. Pero cada curso se convirtió en una agonía para ir cuadrando las cuentas. Son más de diez años remando siempre contracorriente, languideciendo, sin lograr revertir una inercia decadente. Pero nadie le podrá reprochar no haberlo intentado, incluso por encima de sus posibilidades.