Julio Bernárdez: «Vuelven la magia y el espectáculo a la caldeira de Sar»

JULIO BERNÁRDEZ

SANTIAGO

ALEJANDRO CAMBA

Los proyectos del Obradoiro se basan en cuatro pilares fundamentales: Moncho Fernández, José Luis Mateo, Raúl López y, por supuesto, la afición

04 dic 2022 . Actualizado a las 00:50 h.

El Obradoiro es siempre una incógnita a principios de temporada. Es normal. Con el presupuesto que maneja el club, las apuestas que hace en cada curso son muy arriesgadas. Es un equipo que no está de primero en las listas para fichar. Solo hay que ver el Barça-Real Madrid de la final de la Supercopa. Es brutal el nivel que hay. Y el Obra tiene que competir año tras año contra grandes conjuntos en una liga muy dura, exigente y de gran talento.

Por eso, hay que destacar una y otra vez el gran trabajo que realizan José Luis Mateo y Moncho Fernández. Es impecable. Es un verdadero milagro. Hacen crecer a cualquier jugador que venga a Santiago. Además, el estilo de Moncho Fernández es clave para que los jugadores con talento luzcan sobre la pista y puedan avanzar. No tienen que soportar estar rigurosamente encorsetados como puede suceder en el Real Madrid o en el Barcelona, o en cualquiera de los grandes equipos, que impiden al jugador muchas veces ofrecer todo lo que tiene dentro.

Vi al Obradoiro en Ourense y son muchos los jugadores que me gustan. Destacaría al base francés Leo Westermann, que seguro será una gran apuesta. Dio una auténtica exhibición. Hizo muchos puntos y, además, el juego lo entiende perfectamente. Hace jugar a los demás. También los hermanos Scrubb (Thomas y Philip), que aportan mucho al colectivo y ya conocen perfectamente los sistemas de Moncho Fernández, al igual que Edgar Vicedo, Álvaro Muñoz y Álex Suárez.

Destacaría a Dragan Bender, un jugador nacido en Bosnia y Herzegovina. A mí los balcánicos me encantan, siempre dan muy buen resultado. Es un jugador que promete mucho. También está el base argentino Fernando Zurbriggen. Es muy bravo y me recuerda mucho al espíritu del antiguo Obradoiro. Le da alma al equipo sobre la pista. A veces falta ese carácter, como podíamos hacer antaño Tonecho, Alberto Abalde, Antonio López Cid o yo mismo. O también Pepe Pozas. Dar un grito o un abrazo de vez en cuando. Se necesitan jugadores que tiren del carro.

A priori, el equipo se ve bien. Tenemos que ser optimistas como siempre, aunque esperemos que se consiga la permanencia con menos apuros que la temporada pasada. Solo se necesita un poco de tiempo para que el equipo pueda acoplarse.

Esta tarde, ante el Zaragoza, es una buena prueba de fuego. Considero que es uno de los partidos que se puede sacar adelante, sobre todo jugando en casa. Está claro que el equipo aragonés no va a regalar nada. Tiene jugadores de mucho peligro, que pueden hacerte daño como Dino Radoncic, Franco Ferrari y Santi Yusta. El Zaragoza también presenta buenas referencias en el juego interior.

Debemos seguir apostando por el Obradoiro. Moncho y Mateo son unos fenómenos. Hacen un trabajo increíble, impresionante. Mucha gente no se da cuenta de la importancia de estar en la ACB. Solo hay que ver equipos como el Burgos, que descendió después de gastarse mucho dinero al inicio de la temporada y en el transcurso del campeonato. O el Real Betis, que para salvarse tuvo que hacer un gran desembolso y traer jugadores que costaron mucho dinero. También hay que aplaudir al presidente, a Raúl López, por su seriedad, su paciencia y por la tranquilidad con la que afronta cada proyecto. Por la confianza que tiene en su gente.

Los proyectos del Obra se basan en cuatro pilares fundamentales: Moncho Fernández, José Luis Mateo, Raúl López y, por supuesto, la afición. Nunca falla. Igual que en los tiempos en los que yo jugaba y entrenaba. Impresionante siempre. Santiago y su hinchada son la envidia de la ACB. Todo el mundo reconoce su gran aportación. El ambiente de Sar es especial. Los jugadores se sienten muy arropados y protegidos.

La caldeira tiene magia. Mucha. Tanta que asusta a cualquier rival.