Cientos de plazas de aparcamiento, sin uso a diario en horario laboral

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Solo en Vite y A Almáciga quedan 200 de residentes inhábiles para otros usuarios por la mañana

05 dic 2022 . Actualizado a las 22:54 h.

La reserva de plazas de aparcamiento para residentes dio solución en su día al gran problema que se le presentaba a los vecinos de barrios con edificaciones sin garajes y sometidos a una alta demanda externa de estacionamiento por su proximidad a los puntos neurálgicos de la ciudad. Esa presión los dejaba en muchos casos sin alternativa para sus vehículos al regresar a casa al término de su jornada laboral, sobre todo al mediodía.

La solución —bien recibida, pero con cierto descontento al principio por el efecto que tuvo entre no residentes usuarios habituales de esas zonas por lazos familiares— llegó de la mano del último gobierno bipartito (PSOE-BNG), que puso en marcha la primera área de estacionamiento para residentes en Pontepedriña justamente hace ahora doce años. Desde entonces, se han habilitado una docena de ellas y la pintura blanca, la verde o la combinación de ambas define el régimen de uso de esos espacios.

La blanca autoriza el aparcamiento a cualquier usuario, mientras que la verde identifica las plazas de uso exclusivo para residentes con distintivo. La combinación de ambos colores significa que el uso es libre durante el día, pero, de noche, para los vecinos.

Las zonas verdes de estacionamiento —así conocidas por el color que las identifica— resolvieron el problema para los residentes en cada una de esas áreas, pero también vetaron o condicionaron el acceso a esas plazas para el resto de los ciudadanos, que a diario han de pasar de largo, aunque precisen parar en ellas, si no quieren exponerse a una sanción. Y desde hace un año, la sanción es prácticamente segura, con los multamóviles dando vueltas por la ciudad justamente para controlar el buen uso de esos espacios.

Aparcamiento puntual

Los compostelanos cuya actividad los lleva con frecuencia a esas zonas tienen una opción, aun sin ser residentes. De pago, pero la tienen. La tarjeta de residente por municipio facilita el acceso a cualquier área verde por 50 euros al año. Pero quienes precisan aparcamiento puntual u ocasionalmente, ya sean compostelanos o de fuera, se ven obligados a dar vueltas o a distanciarse de su destino puntual en esos barrios para no arriesgarse a una sanción, pese a tener a la vista plazas y plazas libres. Porque son cientos las que quedan libres, e inhábiles para los demás ciudadanos, mientras los residentes están fuera.

Solo en la zona norte, en las áreas de Vite-Guadalupe, San Caetano y A Almáciga hay al menos 200 plazas exclusivas para residentes libres a diario por la mañana, en horario laboral. Así fue el martes (pasadas las 10 de la mañana) y el jueves (a las 12) de esta semana, sobre todo en las calles Alexandre Bóveda (una media de 50 por jornada), Xesús Carro (33) y Blanco Amor (27), Otero Pedrayo (25) y Touro (25). Otras tantas calles sumaban al menos otras 45 de media diaria. El viernes, en todo el ámbito de residentes de Pontepedriña había otros 70 huecos en torno a las 11 de la mañana.

En todas las zonas verdes hay también plazas de uso general y para no residentes de día. Pero, al menos por las mañanas, esas están prácticamente todas ocupadas. Así es habitualmente en la zona norte y también en Pontepedriña, donde además disponen de un amplio aparcamiento libre en las proximidades del río, pero este viernes estaba hasta la bandera, como el próximo a la rotonda, lo que da idea de la demanda de espacio para estacionar.

Por contra, las plazas exclusivas para residentes echan horas sin uso —mientras están fuera con sus vehículos— e inhabilitadas para el resto de los ciudadanos, evidenciando una clara disfunción para la que el Ayuntamiento no ha buscado alternativas en estos 12 años que permitan liberar buena parte de esas plazas para el uso general sin afectar a los horarios en que sí realmente las precisan los residentes. Medios hay. El PP había probado al final de su mandato una aplicación que permitía reservar espacio en la vía pública en Santa Marta —cuando todavía no había zona verde allí—, acotando el tiempo de uso y las plazas generales disponibles para asegurar un porcentaje para los residentes. Pero no se pasó de esa fase.

La avenida Castelao evidencia la ventaja de delimitar bien el hueco para el coche

Las posibilidades de los dos vehículos municipales para el control del estacionamiento (los multamóviles) van más allá de su capacidad sancionadora. De hecho, el control sistemático de las zonas verdes (en sus nueve primeros meses de funcionamiento impusieron 13.600 sanciones) les están facilitando datos sobre su uso que el Concello pretende utilizar para valorar si las plazas reservadas para residentes están bien dimensionadas a sus necesidades o si conviene su revisión. Pero no parece, al menos por el momento, que por ahí vaya a llegar una solución que permita el acceso a las plazas exclusivas de residentes en los horarios en que se puede constatar que buena parte de ellos no las precisan.

Pero cualquier recorrido por las zonas verdes no solo evidencia esa realidad. En este caso, una sola visual en las del norte permite apreciar también las ventajas de delimitar claramente las plazas de aparcamiento. Ya sea en zonas verdes o no, no solo aportan orden, sino que se gana espacio. Se ve claramente en la zona de Vite, donde es apreciable la diferencia entre las que están delimitadas en la avenida de Castelao (uso general) e Irmandiños (residentes), con el resto del ámbito.