Ángela Banzas, escritora: «Me gusta demostrar la fortaleza femenina en mis novelas»

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO

SANTIAGO

Diego Lafuente

La autora compostelana afirma que en «La sombra de la rosa» trató de reflejar el lado oscuro del amor y la literatura

07 dic 2023 . Actualizado a las 04:55 h.

Ángela Banzas (Santiago, 1982) debutó con su primera novela, «El silencio de las olas», en enero del 2021. Ahora, ya está en las librerías su tercera obra, «La sombra de la rosa» (Suma). En ella, al igual que las anteriores, eligió localización gallega. En esta ocasión, la isla de Cortegada y Carril son escenarios para una historia que comienza en 1910 al aparecer el cadáver de una niña. El culpable de su muerte es el poeta Guillermo de Foz. Pero la historia llega el presente, cuando hallan un cuaderno inédito con la confesión del escritor maldito. De estudiarlo se encarga Antía Fontán, una profesora de literatura de La Sorbona.

—Su tercera novela y escribe que sangró al teclado para crear a uno de los personajes, el poeta Guillermo de Foz. ¿Fue su obra más complicada?

—No ha sido la más complicada. Lo que pasa es que tiene distintos ingredientes y también engranajes emocionales por mi parte para poder trabajar las tramas. He tenido que recurrir mucho a esa mímesis necesaria con los poetas malditos —en este caso, a románticos y postrománticos—, para crear a mi autor maldito. Él se inspira en Edgar Allan Poe, en Bécquer, en Baudelaire... Después le he dado también una voz narrativa en la que he dejado más de mi parte; le he dado mi voz y se ha llevado alguno de mis latidos.

—Todo con la isla de Cortegada como escenario central, aunque también figuran otros lugares como Carril. Lo eligió cuando estaba documentando su segunda novela.

—Surgió cuando estaba caminando por la isla de Cortegada en busca de la ambientación para el Souto Vello de «La conjura de la niebla», que era también una isla ficticia en la ría de Arousa. Entonces, la gente del lugar me contó cómo había sido la historia de esta isla, con su donación al rey Alfonso XIII con la promesa de que iba a construir allí el palacio de verano. Además, me enseñaron lo que era el viejo ayuntamiento de Carril, el edificio que ahora es el Gato Negro, un centro artístico y deportivo. Ahí, ya me llegó ese estado de efervescencia en busca de hilos y tramas en torno a los autores malditos, como Edgar Allan Poe, que escribió «El gato negro». Documentándome y metiéndome en la piel, en la forma de sentir, de ser y de percibir el mundo de los malditos, me encontré también a los escritores que han sido asesinos. Entonces, me pareció interesante contraponer la figura de máxima empatía, de sensibilidad profunda, de un poeta romántico y maldito frente a un escritor asesino que es un psicópata, sádico y narcisista.

—Un punto común entre sus tres novelas es el juego temporal. Este es un asesinato en 1910 que se mantiene vivo hasta el presente. ¿Por qué esa mirada al pasado a la hora de tejer las tramas?

—Me parece muy interesante trabajarlo así como lectora, pero también como autora porque si cada historia —al igual que sucede con nuestras propias vidas— la pudiésemos mirar del presente hacia el pasado, la entenderíamos muchísimo mejor.

—Y otra semejanza es que sus novelas tienen protagonismo femenino: Adela Roldán, Elena Casáis y, ahora, Antía Fontán.

—Me gusta demostrar la fortaleza femenina. Además, yo soy mujer y me gusta mucho proyectar todo eso que me parece muy interesante de mi género. Me resulta también más sencillo. En el caso de esta novela, además, le doy voz a un autor maldito que es hombre.

—La gran protagonista de sus tres libros es Galicia, el escenario que siempre elige. Primero Santiago y la Costa da Morte, la segunda vez la ría de Arousa y ahora es Cortegada. Decía en la primera ocasión que era una forma de enfrentar la morriña con letras puesto que lleva años viviendo en Madrid.

—Fundamentalmente es verdad que es la morriña. Parte del concepto de «saudade» viene de la salud, y a mí me da «saúde» el mantener ese cordón umbilical siempre vivo y fuerte con mis raíces. Yo siempre tengo la mirada gallega, es una forma de sentir. Disfruto al escribir sobre Galicia y, aunque no lo hiciese, la mirada la seguiría teniendo igual.

—Las tres obras tienen mucho de «thriller», ¿se queda ya definitivamente con este género?

—Las novelas las trabajo desde la piel hasta el corazón, y no en ese sentido, sino que las empiezo desde la esencia, que en este caso, «La sombra de la rosa», es la literatura y el amor. Entonces, lo que represento aquí es el lado oscuro del amor y la literatura. Parto de esa esencia, y la capa más superficial de todas, la epidermis, sería la intriga, el suspense, lo que hace que el lector quiera pasar la página. Son capítulos cortos porque soy muy consciente que vivimos en unos tiempos muy rápidos, muy ruidosos y que necesitamos esos estímulos para seguir disfrutando a veces de según qué lecturas. Pero, más allá de esa primera capa, entran más géneros.

—También le da mucha importancia al hecho literario en sus libros. En la primera aparecía Rosalía de Castro, en este caso también hay conexión literaria.

—Por supuesto. Está en la primera y en esta última sí que es ejercicio de metaliteratura. Me gusta mucho. Aunque el barniz es el de «thriller», dentro me gusta meter ingredientes que dejen poso.

—Cuando publicaba su primera novela, afirmaba que no se imaginaba unos años atrás escribiendo. Ahora, van tres novelas en otros tantos años. ¿Preveía en algún momento que esto podía pasar? ¿Descarta ya definitivamente volver a la consultoría de administración pública?

—Nunca descarto nada por prudencia. Soy muy cauta e intento disfrutar siempre del presente. Hoy gustan mis libros, gustan mis historias, los lectores le dan una acogida muy cálida y yo me siento enormemente orgullosa..., pero, ¿qué va a pasar mañana? Lo desconozco. El futuro desgraciadamente, o afortunadamente, es incierto, y eso nos lo hace también más interesante. Nos obliga también a ser más exigentes, a trabajar más y nos recuerda en todo momento la importancia de valorar lo que tenemos hoy. Escribir, como cualquier otro trabajo, es un proceso de aprendizaje y de mejora continua. Entonces, yo intento ir mejorando cada día y que sigan gustando mis historias.

—Entonces, cuando publicó «El silencio de las olas», ¿se imaginaba que iba a salir todo más rápido?

—Que iba a ser todo tan rápido, no; pero es verdad que en algún momento, yo que soy muy soñadora, sí que soñaba con la idea de que saliese fenomenal. Decía: «¡Qué bonito sería poder vivir profesionalmente de algo que a ti te aporta tanto, o sea, tu vocación!». Me siento caminando entre nubes, en ese olimpo maravilloso que son las letras. Estoy muy feliz con lo que tengo. Yo soy una soñadora y creo que si no sueñas a lo grande, todo es más complicado. Creo que necesitamos ir colocando los metas, para animarnos a nosotros mismos a seguir avanzando. La clave está en la medida en ir poniéndote objetivos que te empujen a ir caminando.

—Entonces, está claro que habrá cuarta novela.

—Sí, habrá cuarta novela. Y va a estar Galicia.