La revolución femenina en el entroido tradicional de Lestedo

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Uxía Canabal, educadora social de 27 años forma parte del Entroido da Ulla desde los 12 años y ascendió a Xenerala en el 2011. Dice que uno de los primeros recuerdos que tiene del carnaval tradicional es escuchar a su padre y hermana ensayando los atranques en casa. Para ella, uno de los momentos esperados del año es en el que se pone la chaqueta «co seu cordón, ferreteiras e os outros atavíos todos: a bandeira o faxín...».
Uxía Canabal, educadora social de 27 años forma parte del Entroido da Ulla desde los 12 años y ascendió a Xenerala en el 2011. Dice que uno de los primeros recuerdos que tiene del carnaval tradicional es escuchar a su padre y hermana ensayando los atranques en casa. Para ella, uno de los momentos esperados del año es en el que se pone la chaqueta «co seu cordón, ferreteiras e os outros atavíos todos: a bandeira o faxín...». PACO RODRÍGUEZ

Uxía Canabal y su hermana mayor son las veteranas entre las Xeneralas da Ulla que, por primer año, son tantas como hombres

24 ene 2024 . Actualizado a las 10:10 h.

Para Uxía Canabal el entroido es tradición, caballos, espadas blandidas al aire, atranques, vivas, coros, altos y parrandas. Esta boqueixonesa tenía solo 12 años cuando se estrenó como Correo y a los 15 ascendía de rango, convirtiéndose en Xenerala da Ulla, la segunda de la casa. Su hermana mayor, Olalla, ya vestía entonces el tricorne de plumas de colores y la guerreira cuando Uxía (la mediana de tres, 7 años menor que la primogénita) se alistó al ejército que alegra el carnaval en el rural con sus batallas dialécticas, un uno contra uno en el que el ingenio sirve de filo para sacar punta a la actualidad, la política o los asuntos más personales que afectan a los vecinos. Y, aunque hace una década no era tan habitual ver a una mujer vestida de Xenerala, cada vez abundan más. «Este ano en Lestedo somos 7 mulleres e outros 7 homes, estamos igualados. É algo inédito e foi grazas a que a comisión da Asociación Cultural da Filloa estivo buscando novas incorporacións para que esta tradición non se perda. Entraron novas rapazas, todas novas, de menos de 20 anos», explica con voz orgullosa Uxía sobre esta pequeña revolución femenina en el Entroido da Ulla.

Ella, cuenta, empezó siguiendo los pasos de su padre, Gerardo: «De mozo, el xa era Xeneral. Logo pararon durante un tempo, desapareceu esta celebración, e no 2007 retomárona el e maila miña irmá». Reconoce que los Canabal llevan estas fiestas en la sangre y también su abuelo y hermano menor son protagonistas en los atranques de la parroquia. ¿Qué es lo que la enganchó a ella? «É un sentimento que non se pode explicar... só o entende quen o vive», responde esta educadora social de 27 años que vive a caballo entre Teo y Lestedo. Para ella, uno de los días más especiales del año es el domingo de piñata, «cando saio». El de Lestedo es, además, siempre el último alto con el que se cierra el Entroido da Ulla (salvo que se retrase por mal tiempo alguno anterior) y coincide con la Festa da Filloa.

Si se tuviera que quedar con algún recuerdo, sería «dar o atranque contra o meu pai» y el día en que recibió una medalla por sus diez años como Xenerala, cumplidos en el 2022. Es el segundo año que lucirá la insignia, ya que el año pasado estaba embarazada «e saín, pero non a cabalo», aclara. Reconoce que para ella «foi duro e algunha lágrima caeu». Su padre le enseñó a montar de niña y tenían caballos en casa, por lo que subirse a uno era para ella algo de lo más cotidiano, aunque «nestes últimos anos xa non monto tanto como antes».

¿Y encontró siempre apoyo siendo mujer en el ejército de los Xenerais da Ulla? «Ultimamente hai un ambiente moi igualitario e nos tratan como a un igual. Que haxa cada vez máis mulleres penso que é moi bo. Si houbo unha controversia hai uns anos, cando se creou un traxe para a muller con saia. Vivino nas miñas propias carnes, ata recibín insultos... pero prefiro non recordalo. Se sigo nisto é porque as ganas poden», sostiene. Desvela que los trajes, con sus aparatosos sombreros, se guardan en un local comunitario con un deshumidificador para que no se estropeen, pero la espada es de cada uno. ¿Y dónde guarda la suya? «Está metida nun armario, para que non se vexa. Se entras nunha casa e ves unha espada non da moi boa impresión», contesta entre risas Uxía, quien está deseando saber de qué hablaran las coplas que recite este año (las que más le gustan a ella, son las bromas internas sobre entresijos vecinales).