
La orosina Rebeca Veiga habla de la gran acogida que tuvo en Sigüeiro su nueva tienda de comida casera para llevar, Xantares do Carboeiro, que pronto contará con una terraza propia para disfrutar allí de su cocina
05 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Dicen que el mejor empleo es aquel en el que uno disfruta. Y Rebeca Veiga recuerda que siendo muy pequeña ya se divertía trasteando en la cocina. «Mi abuela, Pura, trabajaba en una casa en la que solían tener muchos invitados y les hacía la comida, entre otras ocupaciones. A ella le gustaba un montón la cocina, igual que a mi madre, y todo lo que sé lo aprendí de las dos», relata una orosina de 35 años que acabó convirtiendo el que siempre fue uno de sus grandes divertimentos en su medio de vida ya de adulta. Aunque hizo un ciclo superior de Secretariado y empezó la carrera de Laborales, su destino parecía encaminado a la hostelería y poco a poco fue cocinando a fuego lento un sueño que se hizo realidad hace algo menos de un mes, Xantares do Carboeiro.
«Mi madre, Mari Carmen, es la dueña de Carnicería Leopoldo en Sigüeiro, en la que lleva casi 40 años. Hará unos 10, cuando nació el mayor de mis hijos, necesitaban a una persona que les ayudase en el negocio y fui a echarles una mano. Tenían una parte de elaborados y, cuando yo entré, empezamos a potenciar eso y a hacer canelones, lasaña, lacón asado... Vimos que tenía un montón de salida y comenzamos a explotarlo más. Llegó un punto en el que la gente venía a ver qué había de comer ese día, pero lo que hacíamos era un complemento a la carnicería, que tenía una cocina muy pequeña, entre otras limitaciones. Justo al lado había un bajo que llevaba un montón de años vacío y comencé a valorar la idea de abrir allí mi propia tienda de comida casera para llevar. Tanto mi madre como mi marido, Álvaro, me animaban a hacerlo. Estaba casi convencida de dar el paso, pero llegó la pandemia y lo frenó todo», recuerda Rebeca.
Siempre había querido tener 3 hijos y cuando nació el tercero se despertó en ella de nuevo el deseo de emprender. Consiguió el local que quería, puerta con puerta con la carnicería familiar, y allí hace ahora lo que más le gusta con la ayuda de otras dos empleadas. Los fogones se encienden cada día a las ocho de la mañana, o incluso un poco antes, para elaborar entre 14 y 16 platos de media que se despachan de 11.00 a 16.00 horas de martes a sábado. «Todo lo que hacemos es cocina tradicional», aclara Rebeca, quien sigue los consejos que aprendió de su abuela y madre sobre cocinar «despacito y con mucha verdura». La acogida, cuenta con voz animada, fue «brutal» y «desde que abrimos todos los días me quedé sin comida al acabar la jornada».
Ya hay clientes que acuden a diario a un establecimiento en el que, además tener un menú del día de martes a viernes, hay también pollos asados los viernes y sábados por encargo. Entre las especialidades de la casa están el jamón asado, las croquetas caseras o la lasaña de calabacín, que ya ofrecen a diario. Y a partir de la próxima semana, aprovechando que están situados en una zona peatonal junto al río (en la plaza Isaac Díaz Pardo 3) tendrán una terraza en la que los clientes podrán disfrutar de su cocina: «Estamos a pie del Camino de Santiago y por aquí pasan los peregrinos, pero no se paraban porque no tenían dónde comer, por eso pedimos permiso para poner una terraza, que funcionará con autoservicio, porque nosotras no podemos estar pendientes de atender las mesas».