La obra de ampliación de una carretera en Santiago se traga los accesos a las casas y los coches que caen por sus pronunciados desniveles
SANTIAGO
Los vecinos del vial de Reborido a Roxos están hartos de unos trabajos que comenzaron hace casi tres años
14 jun 2024 . Actualizado a las 13:49 h.Los vecinos del vial que une los lugares de Reborido y Roxos, en Santiago, llevaban años pidiendo que se ampliara la carretera, porque se había quedado estrecha para la intensidad de tráfico que soporta a diario. Sin embargo, ahora, casi tres años después de que comenzaran las obras, ejecutadas por la Diputación, algunos empiezan a pensar que habría sido mejor quedarse como estaban. Las obras empezaron oficialmente en septiembre del 2022, y se pararon en mayo del 2023 para hacer un modificado del proyecto, al detectarse un problema con las canalizaciones. En febrero del 2024 se retomaban los trabajos, y ahora están comenzando a sumar más y nuevos problemas a los que ya se veían antes de la modificación del proyecto inicial.
La principal queja corresponde a las líneas marcadas para el cierre de las fincas. Ana Alonso, que reside en una de las viviendas situadas frente al Centro Sociocultural de Roxos, explica que le obligan a retranquear más de lo previsto. Los metros expropiados son menos de los que ahora perderá al colocar el cierre, porque le obligan a ponerlo por detrás del poste de luz. La línea no coincide con las de sus colindantes, y tendrían que ponerlo encima de los escalones de las escaleras dejando la casa sin un acceso directo, debido al fuerte desnivel entre la carretera y la escalera de su vivienda. El acceso peatonal también tendrá que ser por el portalón del garaje, y para entrar en la casa cruzar sobre la zona ajardinada para acceder a la puerta principal del inmueble. Los residentes se preguntan por qué, en la zona del centro social, se ocupa más terreno del lado de las casas, cuando del otro lado hay más espacio libre.
Ana Alonso apunta que la cantidad que cobraron por la expropiación fue de poco más de dos mil euros, y el presupuesto inicial para colocar el nuevo cierre, sin IVA, supera los seis mil euros, pero ahora se incrementará porque «es probable que no pueda ser reutilizado el cierre antiguo» al modificarse el linde.
El problema del cierre de Ana Alonso no es un caso aislado, en otras viviendas están en una situación similar. Otra vecina, que decidió hacer parte del cierre de su finca, tiene que realizar maniobras para poder meter el coche en la casa debido al desnivel con la carretera, y no puede usar el garaje por el socavón que sigue teniendo casi tres años después del inicio de las obras.
Varios accidentes
Algunos inmuebles, como el restaurante situado junto al cruce del Camino de Fisterra, tienen un fuerte desnivel entre el aparcamiento que hay delante y la carretera. No había señalización de peligro, y tras varios accidentes se pusieron bloques de cemento y conos de obra.
Comentaron en el local que este desnivel provocó varios accidentes, porque los conductores no perciben el final de la explanada y sus coches caen al foso. También se cayó un señor mayor que iba caminando, mientras hablaba por teléfono.