Dejan las Festas do Apóstolo aspectos novedosos positivos que, seguro, tendrán continuidad en próximas ediciones, como el día dedicado a los más pequeños de la casa, la inclusión de manifestaciones de la cultura urbana o la perseverancia en esa columna vertebral del Apóstolo que forman eventos de la cultura tradicional tan arraigados como el Día do Traxe, las Xornadas de Folclore y, desde hace ya seis ediciones, el Trad Fest que revisa esa tradición desde la vanguardia. Todo ello, además, fomentando la participación activa del público, ya sean vecinos o foráneos. Y hubo otro hecho significativo que marca un punto de inflexión: el retorno de los espectáculos de los Fogos al centro histórico. La descarga pirotécnica de fin de fiesta volvió a la escalinata que une la Alameda y el campus demostrando que, en la corta distancia, los Fogos, en este caso los pequeños, ganan mucho. Han vuelto para quedarse y tal vez marquen la línea de retorno para los de la noche del 24, sin olvidar la posibilidad de recuperar el espectáculo audiovisual que otrora acompañó a los Fogos. No han faltado críticas sobre la ausencia de propuestas atractivas para arrastrar público a la capital. Y no les falta razón, pero con la política del «todo gratis» poco más se puede hacer. Raxoi debería valorar en el futuro la posibilidad de programar un par de conciertos de pago. Bien elegidos y por un módico precio, no debería haber motivo de queja. Todo lo contrario.