La presa está rota, y forma un paraje singular y precioso en el Tambre
05 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La plaza de Añá, con su cruceiro que presume de un capitel de notable alto, es un buen punto de salida para una excursión que se va a encontrar con el Tambre. En Añá se levantó una iglesia, la de Santa María. Y hay dos maneras de ir desde ese lugar hacia el conocido Ponte Carreira: en coche o andando. Por supuesto, por itinerarios diferentes.
Quien prefiera el coche (o en bicicleta si es adulto, el recorrido no resulta idóneo para ir con tropa juvenil y menos si tal tropa es infantil) debe elegir el oeste. Es decir, rumbo a Santiago, y poco después de haber rodado un kilómetro encontrará una desviación, señalizada, a la izquierda que anima a recorrer seiscientos metros por una pista de firme francamente mejorable, cruzando un bosque sin eucaliptos. Y va a dar a la capilla de San Paio.
A continuación, por un típico entramado de pistas que no ofrecen mayor dificultad, la parada siguiente se sitúa a algo más de kilómetro y medio, en San Martiño de Ledoira. Palco de música aparte —nadie asegurará que merece el aprobado estético— es una iglesia que muestra el alto nivel de religiosidad que hubo en Galicia en el siglo XVIII. Bien cuidada, pintados los exteriores no hace mucho y sin que el cementerio esté tan cerca que impida la visión, no puede presumir de mucha ornamentación, además de la cruz antefija en el testero (la parte de atrás). Tanto el ventanuco de la fachada como la puerta están delimitados por sillares graníticos. Atención a dos tumbas con un frontón ornamental.
Lo que más llama la atención del entorno es su muy alto y magnífico cruceiro con un varal circular en la parte superior y una Virgen ausente arriba de todo pero presente en la mitad. Pousadoiro y capitel, interesantes.
Desde Ladoira, a la derecha, primera a la derecha y primera a la izquierda y ya se rueda por Ponte Carreira.
Los amigos de andar disponen de otra opción. Salen igual hacia el oeste, pero buscan las casas de Sanamil, que deben quedar a la izquierda (hay una pista antes pero llevaría en dirección contraria). A los 200 metros de ese núcleo, a la izquierda en descenso. Este es un recorrido de más de cuatro kilómetros y medio por plantaciones de eucaliptos que tiene la ventaja que durante un tramo permite la vista del río Tambre, muy cercano.
Va a llevar a la carretera, de nuevo a San Paio y dejando el templo a la izquierda y olvidando el asfalto el caminante desciende una vez más, con la ventaja en este caso de que se llega a la orilla del río.
Es posible continuar lo más cerca posible de la corriente, aunque nunca excepto en esa ocasión demasiado cerca. El itinerario describe curvas, si bien es el propio Tambre el que obliga a ello. Pérdida, desde luego, no hay.
Y así se gana de nuevo una pista asfaltada, y a la izquierda, descendiendo unos metros, el excursionista encuentra un entorno muy agradable bañado por el río. Esto es el área recreativa A Presa, con columpios, minirocódromo, una fuente de agua potable, un campo de voleibol y, claro está, la presa, que pasa por ser una de las mayores de ese emblemático río. Está rota, y forma un paraje singular y precioso, con las aguas buscando cómo seguir su curso aunque sea dando forma a una pequeña isla. Los vecinos disfrutan de la que, aseguran, es su playa fluvial.
Por supuesto, quien ha ido en coche puede ir también hasta A Presa: está señalizada a la salida de Ponte Carreira yendo por la carretera vieja.