La goteras reinventan el baloncesto en Fontiñas, en Santiago: «Xogamos sen correr»

Juan María Capeáns Garrido
Juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

CEDIDA

El lamentable estado de un patio cubierto condiciona la vida a los 400 niños del colegio compostelano y del club del barrio

08 oct 2024 . Actualizado a las 09:02 h.

Ni son vagos, ni practican a una sola canasta el ataque estático. Lo habitual es que cuando las niñas y niños de cinco años empiezan a jugar a baloncesto todos vayan como pollos sin cabeza detrás del balón. En el club ADB Fontiñas lo tienen prohibido: «Xogamos sen correr», dice con ironía Adrián Dios, presidente y entrenador de la entidad. Pero no es por influencia de alguna escuela balcánica o norteamericana, sino porque lo que de verdad corren es un serio riesgo de romperse la crisma por el lamentable estado que presenta la pista cubierta del colegio de Fontiñas. Charcos, goteras y humedades convierten la práctica de cualquier actividad dinámica en un espectáculo de resbalones y caídas, sin que de momento se hayan registrado lesiones de importancia.

La temporada de minibásquet comienza en tres semanas, los entrenamientos arrancaron avanzado septiembre y solo han cancelado una sesión, pero debieron ser al menos cinco: «Non queremos chamar aos pais e nais media hora antes e dicirlles que non traian aos nenos porque a pista está mollada. Creamos un problema de conciliación ás familias, e por iso quedamos con eles, pero temos planificar adestramentos sen correr». Esto es, se entretienen con ejercicios de balón en los rincones que quedan secos, pero poco más.

Los más pequeños

El club Fontiñas cuenta con veinte equipos y 230 jugadores, aunque los afectados por esta situación son precisamente los más pequeños, los de mini, que tienen entre 5 y 12 años. Suman 65 chavales a los que les está costando emocionarse con el deporte de la canasta, con las consecuencias que ello puede tener para un club que nació y vive para la cantera. Dios, el presidente, es consciente de que puede sonar a problema del primer mundo, y que hace solo cuatro décadas, cuando el baloncesto despuntó como deporte escolar propulsado por la plata de Los Ángeles 84, eran pocos los colegios o clubes de Santiago que podían entrenarse a cubierto. Pero lo que no entiende es que, existiendo la infraestructura, esta se acabe arruinando por una falta de mantenimiento que este curso ha sido letal.

Nótese que en ningún momento habla de pabellón, porque no lo es. Eso era un patio que se cubrió y después se taparon los laterales, aclara, y lo más probable es que los defectos de construcción sean múltiples. Lo desconocen porque ni el Concello, responsable del mantenimiento; ni la Xunta, titular del centro, hicieron esfuerzos en los últimos años por reparar una situación que se veía venir. Y alternativas, a día de hoy, «non hai», reconoce Dios, que se teme un largo y lluvioso invierno compostelano.

Las extraescolares, también afectadas: «Esto es Santiago, ¿rezamos para que no llueva?»

La ANPA del colegio de Fontiñas está tanto o más disgustada que el club de baloncesto, que cuenta con 65 usuarios tres tardes a la semana. En el centro escolar son 300 los niños afectados parcialmente, ya que también hay un pequeño gimnasio a cubierto que puede acoger a un aula, pero sin porterías ni canastas. Además es el espacio asignado para el esparcimiento después del comedor, al que van 250 alumnos. Y por la tarde están las actividades extraescolares, con su componente educativo y de conciliación. «Esto es Santiago, ¿rezamos para que no llueva?», se pregunta Vanesa, una de las madres que está liderando las reivindicaciones de esta y otras deficiencias del colegio, como la falta de personal. «É o que ten facer parche tras parche con algo que leva anos dando problemas», denuncia el presidente de la asociación.

Esperando respuesta de Raxoi

Desde la dirección del centro, Samuel Busto confirma que los problemas se han trasladado oportunamente al Concello a través de una incidencia que él identifica en la pared sur, la más afectada por las lluvias, y quizás por atascos en los canalones. Al igual que el club de baloncesto, el colegio mantiene el uso de este espacio para las clases ordinarias y el recreo, pero «con limitacións».