El técnico valenciano, que dirigió al Compostela en dos etapas diferentes, a principios de los 70 y de los 80, falleció a los 88 años
01 dic 2024 . Actualizado a las 22:57 h.Evaristo Carrió Caballero (Sagunto, 20-10-1936) echó raíces en Carcaixent, localidad valenciana en la que nació su esposa, Maru, y sus cuatro hijos, Carlos, Agustín, María y Nacho. Entrenó al Compostela en dos etapas diferentes. Su primer contacto con el club fue en la Regional Preferente, en la temporada 73-74, cuando en el tramo final del campeonato sustituyó a Pucho Suárez. Regresó a la capital gallega casi una década después, para entrenar el equipo blanquiazul durante dos campeonatos en la Segunda División B (82-83 y 83-84), acabando en la zona media-alta del pelotón.
Al poco tiempo de estar en Santiago, Carrió tuvo que realizar un viaje de máxima urgencia a su tierra. La riada del 20 de octubre de 1982 sepultó Carcaixent. La rotura de la presa de Tous y las intensas lluvias, con hasta 600 litros por metro cuadrado, inundaron ciudades importantes de Valencia. En Carcaixent se superaron los cuatro metros y el agua llegó al primer piso de altura en algunos barrios. El fútbol pasó a un segundo plano en la vida de Carrió.
En su primera plantilla del verano del 82, en la que estaban algunas de las leyendas del compostelanismo, Carrió contó en su nómina con Mallo, Marque, Berto, Castillo, Jorge, Collazo, Varela, Bravo, Millares, Julio Prol, Virgós, Javier, Cubeiro, Ínsua, Chus, Dopico, Fandiño, Genaro, Toño, Rodri, César Doménech, Pirri, Arteaga, portero a quien el técnico acercó a las categorías inferiores de la selección española, y Suso Moure, único santiagués del Compos en el estreno en Primera División tras ascender con Fernando Castro Santos de Tercera a la máxima categoría.
Un aire nuevo al vestuario
Al año siguiente, el técnico saguntino le dio otro aire al vestuario e incorporó futbolistas de gran nivel, incluso con pasado en Primera División, como el paraguayo Villalba (ex del Sevilla y que luego vivió muchos años en la capital gallega), el argentino Charles (ex de Hércules y Almería en Primera, que tenía dinamita en su pierna izquierda), el levantino Sancayetano (ex de Hércules y Valencia en Primera), el sevillano Prieto (debutó en la máxima categoría con el Real Betis) y el portero andaluz Domingo (ex del Sevilla). En el curso 83-84 también llegaron de la mano de Carrió otros futbolistas con mucha proyección, como César Melo, el fallecido Toni Pérez y Chesa.
Dejó el viejo Santa Isabel para convertirse en entrenador del Levante (1984-1985). Luego se fue tres años a Sa Pobla (de la 85-86 a la 87-88) y logró la mejor clasificación en la historia del Poblense en Segunda B. En el equipo mallorquín coincidió con los excompostelanistas Lolo y Javier. Allí descubrió a Mágico Díaz cuando era juvenil y que luego llegó al Espanyol, en donde Javier Clemente le hizo debutar en Primera División.
«Un entrenador apasionado»
El portero del Poblense era en aquella época el actual presidente, Miquel Molondro, que fue traspasado al Mallorca. Recientemente, el equipo balear jugó en San Lázaro la Copa Federación y Molondro recordaba la gran huella dejada por Carrió en Sa Pobla. Lo describió como «un entrenador apasionado que siempre sacaba lo mejor de cada jugador».
Fue técnico del Elche en dos etapas diferentes (1980-81 y 1989-90). Allí coincidió con Javier Bellido, un central con mucha historia en el Compos. El Elche de Evaristo Carrió soñó con el retorno a Primera División. Dirigió desde la banda el mítico enfrentamiento entre el Elche y el Cádiz, con 70.000 espectadores en un abarrotado Martínez Valero. No cabía un alfiler en la zona dedicada a los asientos y tampoco en pasillos, fosos y túneles de los vestuarios. Con el empate y la victoria, el Elche tocaba el cielo. Ganó el Cádiz y ascendió con un quíntuple empate en la cabeza de la clasificación. Un final histórico.
El no ascenso del Elche
Cuentan las crónicas de entonces que un par de jugadores del Elche no hicieron lo suficiente sobre el terreno de juego para luchar por el ascenso. Recordó Evaristo Carrió al hablar sobre lo ocurrido aquel día, en el que a los franjiverdes les valía con el empate para ascender: «En las horas previas del duelo no me fiaba de nadie. Un jugador hizo tres llamadas de teléfono desde el hotel de concentración en Santa Pola, cuando estaba prohibido hacerlo. Aquella derrota me dejó tocado moralmente y económicamente perdí los 15 millones de pesetas que me prometió Martínez Valero si subíamos».
Carrió empezó su carrera como entrenador en la temporada 72-73 al frente del Vinaròs. Luego, Tortosa, antes de llegar al Ibiza (75-76). Acabó su larga y vibrante carrera como técnico en la misma isla, en el Peña Deportiva (93-94). El valenciano dirigió a los dos conjuntos de las ciudades autónomas en dos etapas diferentes (Ceuta, 81-82 y 89-90; y Melilla, 76-77 y 88-89). Además, impartió sus conocimientos en los vestuarios del Alicante, Carcaixent, Olímpic de Xàtiva, Don Benito y Plasencia. También entrenó a varios equipos de la Primera División de Marruecos.
Descansa en paz, don Evaristo.