Alicia y Patricia Barreiro, vecinas de Rois: «Cando chove un pouco, xa nos turnamos para mirar como vai o río»
SANTIAGO
Viven en casas unidas en Seira y reconocen que tienen miedo de que se repitan las dos riadas que sufrieron en tres meses
05 ene 2025 . Actualizado a las 05:05 h.«En vela». Así pasaron la tarde y noche del viernes las hermanas Alicia y Patricia Barreiro Trigo, vecinas del lugar de Seira, en Rois. Residen en dos casas unidas y en los últimos meses viven pendientes de la climatología y, especialmente, de las lluvias. No es para menos.
Desde octubre a enero las plantas bajas de sus casas se inundaron por completo en dos ocasiones, con casi un metro de agua en el interior, nivel mucho más elevado en el exterior, por el que pasa un regato que fue el que desbordó, además del río que discurre muy cerca de las propiedades familiares. «As marcas de ata onde chegou a auga están aínda na pedra», explica Alicia Barreiro que reconoce que viven con temor a una nueva inundación. «O venres non entrou a auga porque parou de chover ás doce da noite, se non entraba», explicó ayer Alicia, en alusión al último episodio de lluvia.
En su vivienda, tanto en la crecida de octubre como en la de enero, el agua dañó los electrodomésticos y muebles de la cocina, así como los del salón, llegando el nivel «case á segunda escaleira da casa». Tiene la vivienda asegurada y, a finales de diciembre, la compañía procedió a sustituirle las puertas dañadas en la primera riada, pero el 8 de enero se repitió y de nuevo tiene que volver a cambiarlas. Para que le abran y cierran, tuvo que rebajar parte del marco.
Ahora está a la espera de que el seguro autorice la reparación de los nuevos daños, entre ellos el cambio del lavavajillas o la secadora, que no funcionan, además de los muebles dañados, en su casa y la de su hermana, separadas por una estancia en la que hay dos molinos de agua restaurados.
«Non me acordo da última vez que entrou a auga na casa, pero no exterior foi hai uns nove anos», señala la vecina de Seira, que recuerda que la magnitud de la crecida en la zona fue tal en octubre y el 8 de enero, sobre todo este último día, que el Concello se vio obligado a cortar la carretera de acceso e incluso afectó al vehículo de un vecino que estaba estacionado a las puertas de su casa.
«O certo é que nesta última riada non dou tempo a nada, foi algo fóra do normal; cando saiamos a mover os coches para unha zona máis alta xa nos pasaba a auga por riba dos xeonllos», cuenta Alicia Barreiro, afectada por lo sucedido. «Xa teño medo de que nos boten do seguro por dar parte de tantos danos», asegura la vecina, que señala que, a raíz de la primera inundación, la compañía «foi moi rápida para cubrir os danos». Reconoce, además, que «como chova un pouco, xa nos turnamos de noite para mirar o rego e o río grande, a ver se botan por fóra e, polo menos, poder mover os coches». Así lo hicieron en la noche del viernes, y no dejarán de estar hoy pendientes. La vecina admite que tienen «poucas esperanzas» de que Augas de Galicia busque una solución para evitar las riadas porque esta podría pasar por canalizar el río, algo que no ve viable. Pero si, al menos, limpiarlo un poco, añade. «Está nas mans de Augas de Galicia que nós teñamos que vivir así», afirma la vecina de Seira que cuenta que siguen esperando la visita de personal de dicho organismo, una vez que el alcalde se presentó en su casa al día siguiente de la última inundación y les dijo que iría con un técnico.
Inundación en Angueira
En Rois, el grupo de emergencias se movilizó en la madrugada del sábado por la inundación de una vivienda en Angueira de Castro.
ón cultural.