
La carretera es más cómoda y segura, pero aún carece de servicios que son fundamentales
08 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La autovía de Lugo a Santiago ya tiene 78 de sus 94 kilómetros abiertos y supone un gran avance para poder viajar entre ambas ciudades, con un tiempo de viaje estimado de 75 minutos, usando los 20 kilómetros de la N-547 entre Melide y Arzúa. La A-54 es una carretera cómoda y segura para el conductor pero aún carece de algunos servicios que sí disponen las vías de alta capacidad y que aportan más seguridad y confort a los conductores, como pueden ser, entre otros, las áreas de descanso o los radares. Algunas de las carencias llevan años sin resolverse, porque los primeros tramos abiertos son de marzo del 2015 y no se han dado pasos para dotar a la vía de elementos de seguridad y de descanso.
No existen los arcos que puedan informan a los conductores de problemas en la vía: el aviso de un corte parcial por obras a unos pocos kilómetros, incidencias meteorológicas que afectan a la circulación, advertencia de reducción de velocidad o simplemente información sobre las campaña habituales de la DGT.
La A-54 va camino de cumplir casi una década entre Nadela y Palas de Rei y aún no tiene un radar fijo o una advertencia de que se controla la velocidad durante un tramo. Sí hay puntos donde Tráfico controla los excesos de velocidad (algunos muy sonados por su peligrosidad), pero no son anunciados, como sí ocurre en otras autovías de la provincia de Lugo. Por ejemplo, en la actualidad en la A-6 hay cinco radares fijos y en la A-8 hay seis.
Otra derivada de la seguridad vial es la carencia que tiene la A-54 de cámaras de vigilancia del tráfico. La vía no está monitorizada, con lo que es más complejo actuar en tiempo real o conocer el estado de la circulación. La autovía pasa lejos de las capitales municipales más relevantes, además de evitar núcleos o aldeas pobladas. Eso provoca que por las noches el conductor no tenga muchas referencias lumínicas, algo que se nota especialmente en las entradas y salidas de la autovía. Se aplica la ley que restringe la luz nocturna en las autovías (hay que cumplir una serie de medidas para que se enciendan las luces), pero además, en el caso de la A-54, no existen las farolas instaladas.
Áreas de descanso y de servicio
Como lleva años reclamando el alcalde de Palas de Rei, Pablo Taboada, existen proyectos aprobados y terrenos habilitados para dotar a la autovía de áreas de servicio y de descanso. Además de las dos de Palas (en ambos sentidos), también hay otras dos cerca de O Picato, entre Guntín y Lugo.
Un conductor que venga de la Meseta y acceda en Nadela a la A-54, debe saber que la última área de servicio que de manera directa tiene a pie de autovía estará en la A-6 en O Corgo. Luego, hasta llegar a Santiago, no tendrá nada en la autovía, aunque sí en los 20 kilómetros que deberá circular por la N-547 entre Melide y Arzúa. Pero cuando a finales del 2025 esté toda la autovía terminada, ya no habrá lugar donde detenerse, salvo que se quiera salir de la autovía. Lo más próximo que existe está en la salida de Portomarín y Lugo, donde a menos de dos kilómetros hay dos áreas de servicio, la más próxima, al de Valcarce.
El trazado de la A-54 condiciona y condicionará el futuro de las villas más cercanas, ya que algunas han quedado alejadas de la autovía (Guntín) y otras carecen de carreteras cómodas de acceso. El mejor ejemplo es la conexión de la A-54 con el centro de Palas, que se debe de hacer a través de una carretera provincial que no está adaptada para asumir tráfico pesado y que carece de arcén. Son algo más de dos kilómetros a través de un núcleo, Filgueira.
Otro enlace pendiente es el de Remonde. Por el momento sigue en obras la rotonda de acceso y de salida, pero además el Ministerio de Transportes tiene en proyecto construir un vial que una la A-54 y la N-547. Serán 1.500 metros de carretera directa y habrá una glorieta en la N-547, cerca de O Coto.
Un detalle que puede parecer menor pero que para una autovía que termina y sale de una de las capitales mundiales de peregrinaje, como Santiago, la autovía podría ser un buen escaparate turístico y ambiental. Entre Lugo y Santiago se atraviesan lugares reconocidos como la Reserva da Biosfera Terras do Miño, el Camino Francés, el Castillo de Pambre, además de la Muralla de Lugo y la ciudad de Santiago.
En la apertura del último tramo, el de Palas de Rei-Melide, el Ministerio de Transportes sí colocó una señal informativa haciendo referencia a que el conductor transita por el ZEC (Zona de Especial Conservación) Serra do Careón. Pero es la única referencia de este tipo en los 78 kilómetros en servicio.
Existe una normativa en España, la que regula el Sistema de Señalización Turístico Homologado (SISTHO), con los lugares que pueden ser susceptibles de ser incorporados a una carretera nacional, y además en algunos casos son los concellos los que tienen que pedir su inclusión y asumir el coste y mantenimiento.