Cheesecakes de una madre emprendedora de Santiago con sabor a pistacho, Lotus, Kinder o queso

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

María Hernández muestra sus cheesecakes de sabores en el Garcos, que pronto pasará a llamarse Martin?s Bakery & Coffee (en homenaje a su primer hijo, Martín). Esta hostelera consiguió tener en solo 2 meses grupos de habituales: «Entre semana, el 80 % son de los centros investigadores de la zona y la USC, y el 20 % restante es cliente local o están de paso».
María Hernández muestra sus cheesecakes de sabores en el Garcos, que pronto pasará a llamarse Martin?s Bakery & Coffee (en homenaje a su primer hijo, Martín). Esta hostelera consiguió tener en solo 2 meses grupos de habituales: «Entre semana, el 80 % son de los centros investigadores de la zona y la USC, y el 20 % restante es cliente local o están de paso». XOAN A. SOLER

María Hernández abrió, embarazada de 5 meses, un local especializado en desayunos en A Choupana y sus tartas ya tienen una legión de adeptos

18 feb 2025 . Actualizado a las 09:19 h.

Los fanes de las tartas de queso o cheesecakes tienen en Santiago una nueva parada obligada, que se suma a la lista de establecimientos que han convertido este postre en uno de los sellos de la casa (como el Adèlia Café, el restaurante Orixe o La Morena con su exótica a exótica Dubái Cheesecake, por citar tres). En A Choupana, y más concretamente en la avenida de Barcelona, abrió en diciembre un local que en poco tiempo se ha ganado una legión de adeptos, fieles a sus tartas, con el mérito añadido de estar detrás de este negocio una madre emprendedora que se embarcó en esta aventura embarazada de 5 meses.

María Hernández Calvelo puede hacer entre 15 o 20 tartas de queso a la semana en el antiguo Pan Garcos, una cafetería con obrador propio que ella pronto renombrará como Martin's Bakery & Coffee. La santiaguesa de 31 años, vecina de Bertamiráns (Ames), trabajó de camarera toda su vida y montó un negocio en Arca (O Pino), al pie del Camino de Santiago, donde «tenían muchísimo éxito las tartas de queso», relata. «Es algo súper fácil de hacer y llevaba tiempo rondando la idea en mi cabeza de abrir un negocio especializado solo en eso en la zona vieja de Santiago. En verano me quedé embarazada y empecé a buscar un local en la ciudad, ya que por proximidad iba a ser más fácil compatibilizar la vida profesional y la familiar. Encontré este disponible y lo cogí porque era lo que había y me podía permitir», explica María, quien vio en el autoempleo la mejor salida para tener una estabilidad laboral y facilidades para conciliar. «El negocio en Arca no era arriesgado, porque el Camino deja muchísimo dinero, pero ahora sí tuve más miedo... este local llevaba mucho tiempo cerrado y estamos en una zona no turística, en la que no sabía cómo iba a funcionar, aunque la gente nos acogió muy bien, por suerte», celebra una repostera autodidacta con buena mano para los postres que decidió hacer una cafetería especializada en desayunos.

Entre las tartas favoritas de su clientela están la carrot cake (de zanahoria) y la cheesecake de pistacho, aunque también hace la versión clásica de queso y con sabor a Kinder o galleta Lotus. Las vende por porciones o enteras, tanto a domicilio —a través de Just Eat— como en el local, donde Luz se ha convertido en su mano derecha. «Contraté a una mujer de 57 años, una edad que te cierra muchas puertas y en la que ya no te dan muchas oportunidades, porque no todo el mundo tiene visión del trabajador. Es una persona de confianza, que lleva toda la vida en la hostelería, y me da mucha seguridad de cara a la baja de maternidad porque meter a un desconocido para que lleve el negocio solo es una lotería», apunta.

El boca a boca, dice María, le está ayudando mucho en este arranque: «El otro día llegó un señor que era de Negreira. Al parecer, era cliente habitual de antes y, al enterarse de que habíamos reabierto, vino a visitarnos». Las horas punta, de mayor trajín, son entre las 10.30 y las 12.00 horas, aunque «depende bastante de los descansos del Cicus y Cimus», matiza la hostelera. «Entre semana, el 80 % de la clientela es de los centros de investigación de la zona y de las universidades, y el 20 % restante es gente local o de paso. Ya tenemos nuestros grupos fijos que sabemos a qué hora y a qué van a venir: para tomar el café aquí, para llevar pinchos de tortilla y pulgas... Y, los sábados, casi todo el público es de fuera», indica la responsable del negocio, quien considera que el buen recibimiento es el mejor aval de que «estamos haciendo un buen trabajo, con precios bastante competitivos. Si haces un buen café y un buen pincho, lo agradecen». El domingo es el único día de la semana que no abren. De lunes a viernes, el horario es de 8.00 a 16.30 horas. Y, sábados y festivos, de 9.00 a 14.00.