Santiago se juega mucho en el pleno que el Concello celebrará este jueves. No solo porque se abordarán dos temas tan importantes y tangibles como son el presupuesto de este año, que ya debería estar en aplicación si, para variar, no llevase retraso; y la operación urbanística del viejo Peleteiro, en el corazón del Ensanche, pensando más en el medio y largo plazo, porque, por desgracia, nuestros ojos no verán las máquinas allí, seguro, en los próximos dos años, después de al menos tres lustros de idas y venidas en la frustrante negociación política, corporación tras corporación en Raxoi, para llegar a ninguna parte. No solo por eso. También, y sobre todo, pensando en lo que resta de mandato municipal —ahora estamos llegando al ecuador—, porque hay un trasfondo no menos importante de actitudes (no confundir con aptitudes, que este es un asunto más delicado y no es cuestión de que alguien se dé por aludido). Con temas, estos y otros muchos, tan condicionantes de la vida de los compostelanos sobre la mesa, no es el momento de perderse en politiqueos de baja alcurnia que metan al Concello en más callejones de difícil salida de los que ya tiene ante sí. Más que de la bondad, o no, de las cuentas que ha planteado el bipartito para este año y de las incógnitas que penden sobre ellas —léase, por ejemplo, los réditos de la tasa turística, cuya aplicación ya veremos si llega a tiempo—, estos días se habla mucho de cuál será la actitud del grupo socialista, perdón, de una parte, la minoritaria, del grupo socialista que sigue los dictados del partido. El mismo partido que firmó el presupuesto del año pasado con una puesta en escena solemne en el Pazo de Raxoi. Creo no tener dudas sobre cuál será la actitud este año, pero, por si acaso, mejor esperar a que los propios interesados desvelen la incógnita. Debería hablarse más de las reformas imprescindibles en la gestión municipal para que las inversiones se ejecuten en tiempo y forma o para que, en un presupuesto que sube a 146 millones, no caigan las inversiones en 5 porque ahora la norma estatal impone limitaciones al endeudamiento. Pero no, se habla de qué votarán dos concejales. ¿Será porque pueden condicionar lo que resta hasta las próximas elecciones?.