La década perdida de la construcción en Santiago aviva el éxodo de sus empresas

SANTIAGO
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La disolución en el 2011 de la firma municipal de vivienda, Emuvissa, paralizó el desarrollo de suelo y redujo el tamaño de los proyectos, insuficientes para hacer frente a una demanda que no deja de crecer
03 mar 2025 . Actualizado a las 11:56 h.El crac de la construcción provocó un trauma que generaciones enteras tendrán difícil olvidar. Las empresas que sobrevivieron se vieron abocadas a frenar, mientras comprobaban como muchas otras echaban el cierre tras dramáticos concursos de acreedores. Las nuevas promociones desaparecieron, el desarrollo del suelo se congeló, los trabajadores tuvieron que reinventarse o cambiar de sector. Esa realidad, cuya sombra cubre aún España hoy en día, mudó tras la pandemia. La demanda de viviendas se disparó, los precios crecieron exponencialmente y el negocio volvió a ser lucrativo para promotores, constructoras e inversores. ¿Por qué, entonces, apenas se está construyendo en Santiago? ¿Por qué, en pleno 2025, voces del sector hablan de que la década está prácticamente perdida? ¿Por qué algunas de las principales constructoras de la capital sí realizan proyectos fuera?
La mayoría de las miradas y explicaciones se dirigen a lo que ocurrió en el 2011 con Gerardo Conde Roa como alcalde. Fue él quien decidió disolver Emuvissa, empresa municipal de vivienda y suelo que estuvo operativa desde el 2000 hasta ese año. «Dende que se pechou, paralizouse por completo o desenrolo de novo chan. Levamos 15 anos así, a pesar de que iso é fundamental para que as empresas poidamos comprar parcelas e sacar as promocións adiante. Se non o fai a Administración, para unha promotora é imposible, déixaste a pel adquirindo os terreos e ao final o último veciño pídeche o que lle apeteza e bótache abaixo todo». El que habla es Óscar Rey, de la promotora Julio Rey, que actualmente sí cuenta con trabajos en Santiago. En concreto con tres, un edificio nuevo justo delante de El Corte Inglés; otro en O Castiñeiriño, donde adquirió esqueletos paralizados por la crisis que está finiquitando; y un último inmueble en calzada de Sar, cuya previsión es entregar este mismo verano. Los otros dos se concluirían en el 2026.
«Nós temos todo vendido e en Santiago si que queda moito chan aínda, pero sen desenrolar. Se as administracións non se poñen a traballar e a liberalizalo, para nós é imposible», confirma Rey, cuya empresa también ha tenido que buscar parcelas fuera de la capital para seguir trabajando. Actualmente, se encuentran en Vilagarcía, en una parcela a 400 metros del mar que ya está vendido: «Adquirimos máis chan alí e en Cambados. Fóra hai moitas oportunidades que temos que valorar porque son interesantes».
El claro ejemplo del «éxodo» que han ido experimentando las empresas de construcción lo representa Arial. Tras finalizar los bloques de Cornes, en Conxo, no ha vuelto a construir en Santiago. En el 2022 optó por levantar 75 viviendas de lujo en Foxos, en A Lanzada. Continuó con el proyecto de Vigo de Hernán Cortés, a escasos metros de Urzáiz y Gran Vía, cuya previsión es finalizarlo en el 2017. Por último, Arial también se encuentra involucrada en el gran proyecto inmobiliario de A Coruña, el de San Pedro de Visma, donde está previsto construir 3.600 viviendas, de las que 900 tienen al frente a la promotora compostelana.

Con el polígono de Mallou presentado por la Xunta todavía en el proceso de licitación de su proyecto de ejecución, las 3.460 viviendas previstas parece que, de convertirse en realidad, lo harán más cerca del 2030 que del 2025. «En Santiago de Compostela, no 2011 había 95.000 habitantes e no 2025 pasamos dos 100.000. É dicir, case 14 anos para gañar 5.000», precisa Vicente Martínez, directivo de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin), quien tiene claro que, al actual ritmo de construcción de nuevas viviendas, la inflación de precios y las dificultades para arrendar o comprar no se resolverán muy pronto.
La excepción
De las grandes constructoras compostelanas, otra de las que sí cuentan con proyectos en la ciudad es Santiago Sur Galicia (SSG), que se encuentra en pleno proceso de levantar Las Terrazas de Romero Donallo, torre de lujo que cuenta con 17 viviendas. El plan es multiplicar esa cifra con la segunda fase, que se levantará cerca de la rotonda de la Galuresa y que contará también con una parte de viviendas de protección en régimen de alquilar. La compañía también tiene entre manos un edificio de nueve unidades en Oleiros, así como la construcción de tres naves industriales en Novo Milladoiro.
«El gran problema es que no se está generando suelo para que nosotros podamos desarrollar, que es lo que lleva tiempo», precisa otro profesional con larga experiencia en el sector, que insiste en que debe ser la Administración la que lo desbloquee. Con otras firmas históricas como Ruafer o Ibercelta sin noticias de nuevos proyectos, todas las voces tienen claro que la década 2020-2030 apunta a una parálisis total. Arrancó antes, en el 2011: «El cierre e Emuvissa fue el inicio de lo que vivimos ahora».