
Pepe Oreiro era una buena persona que defendía a la capital de Galicia con todas sus fuerzas
06 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«Ti e eu entendémonos por que os dous somos de pobo». Solía decirme José Oreiro cuando en alguna de nuestras largas charlas sobre Santiago acababa convenciéndome con su argumentario. Él había nacido en Negreira y yo en Padrón y desde que en los años 90 coincidimos en aquellos vuelos transoceánicos llevando ayuda humanitaria a la colectividad gallega en Cuba, Brasil, Argentina, Uruguay o Chile forjamos una sólida relación unidos por el cordón umbilical de Compostela durante 35 años de relación profesional, él como empresario y yo de periodista. Pepe Oreiro era una buena persona que defendía a la capital de Galicia con todas sus fuerzas. Yo era más escéptico.
En estas tres décadas y media nunca tuve mucha relación con lo que antaño se denominaba ‘fuerzas vivas' de la ciudad pero no me equivoco si digo que nadie, absolutamente nadie, hizo más que Oreiro por ella. Quizás muchos habrán hecho tanto como él… pero ninguno más. No hay mejor ejemplo que repasar la lista de acreedores de aquel Compostela tras su paso por la élite del fútbol o del diario local. En todas aparecen sus empresas, él mismo, siempre dispuesto a ayudar. Y entre el primero y el segundo caso otras situaciones similares.
Dejó huella en la Caja de Ahorros de Galicia, en Acotes lo fue todo y las principales asociaciones relacionadas con el turismo no se entenderían sin su entusiasmo. Pero si algo le debe Santiago (y Galicia) a Pepe Oreiro es el impulso que le dio al Camino de Santiago. Sobran dedos de la mano para contar los empresarios que lo promocionaron mejor o que trajeron más peregrinos y turistas. El efecto Xacobeo no habría sido lo mismo sin gente como Oreiro. En lo personal era de los primeros en estar al lado de sus amigos en los malos momentos y no había nadie que se alegrara más de los éxitos de quienes le rodeaban.
Por todo eso, y mucho más, esta vieja Compostela está en deuda con él. Un picheleiro bueno, generoso y preocupado por esta ciudad que llevaba en su corazón. A pesar de que él siempre presumía de haber nacido en un pueblo.
José Antonio Pérez es periodista.