Lo gastado en el alquiler de autobuses del transporte urbano de Santiago daría para comprar ocho vehículos de la nueva flota

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

El servicio tiene ahora 23 autocares arrendados que cuestan 1,3 millones al año

07 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El retraso en la contratación del nuevo servicio de transporte urbano de Santiago no solo está afectando a la calidad de su prestación y a la imagen de la ciudad. También afecta, y de forma onerosa, a las arcas municipales. El Ayuntamiento se gasta en torno a 1,3 millones de euros anualmente en el alquiler de los 23 autocares incorporados entre finales del 2022 y septiembre del 2023 para sustituir los vehículos que ya no daban más de sí, después de que el último contrato venciese en la primera mitad del mandato de Compostela Aberta.

Eso suma casi tres millones de euros, desde diciembre del 2022, cuando se contrataron los once primeros alquileres. Dos de ellos se incorporaron a la flota con un coste de 4.500 euros al mes, pero los otros nueve alcanzaron los 5.165 euros, también por mensualidad. Gobernaba entonces el PSOE. Diez meses después, y con unas elecciones por medio que dieron la alcaldía a la nacionalista Goretti Sanmartín, el bipartito (BNG-CA) acabaría asumiendo la necesidad de sustituir otros doce autocares, que se incorporaron a la flota con un coste mensual de 4.390 euros.

En total, desde entonces, el Ayuntamiento se ha dejado unos 2,8 millones en el alquiler de parte de una flota que debería estar totalmente renovada hace dos mandatos. Y, como mínimo, le queda todavía por delante otro año de alquileres, un período en el que no hay que descartar que el servicio requiera más sustituciones, lo que incrementaría esa factura. Pero con lo gastado hasta ahora, esos 2,8 millones, se podrían haber comprado ocho autocares y medio de gas natural comprimido, el modelo por el que apuesta mayoritariamente el Ayuntamiento para la nueva flota.

Tampoco sería menor el resultado de esa inversión si se piensa en la compra de autobuses eléctricos, por los que también apuesta Raxoi, aunque en menor medida. Daría para costear prácticamente seis eléctricos de 10 metros, el modelo que se quiere introducir para recorridos en el casco histórico. O para cinco si el modelo ya fuese de 12 metros, por los que también apuesta Santiago para la sustitución de algo más de una docena de autocares.

Eso, al menos, según los precios que recoge el informe de viabilidad encargado por el gobierno de Sanmartín para la contratación del nuevo servicio y que en el 2024 cifraba en prácticamente 24,7 millones de euros el coste de toda la flota. Entonces, se planteaba la adquisición de 67 autocares. La mayoría (49) de gas natural comprimido, con un coste por unidad que rondaba los 313.000 euros. El resto serán eléctricos: 15 de doce metros, cuyo coste por unidad superaba el medio millón de euros (unos 532.000); y 3 de 10 metros, con un precio algo inferior, unos 456.000 por unidad.

El gasto en alquileres consumido hasta ahora y el que deparará al menos el próximo año (cuatro millones en total, sin contar nuevas contrataciones) daría para afrontar la compra del 16,5 % de la flota del nuevo servicio, porque, aunque ha decidido cambiar el modelo de contratación, el gobierno mantiene que se seguirán precisando 67 autocares, 18 más que los actuales.

El bipartito anunció esta semana —casi dos años después de renunciar a continuar con la licitación que había iniciado el anterior gobierno, cuyos pliegos se anularon parcialmente— que prescindía del modelo de concesión para la nueva licitación del servicio. Se pasará a un contrato de servicios. Lo que no ha anunciado de momento, ni aproximado, es el plazo para poder licitar el nuevo servicio.