Vuelve esta semana el atracón de macroconciertos de O Son do Camiño, para regocijo de la multitud de seguidores de la ecléctica propuesta musical que ofrecerán los tres escenarios del Monte do Gozo por los que pasarán, de jueves a sábado, medio centenar de artistas. Para regocijo de entusiastas de Bryan Adams, Amaral, Franz Ferdinand, Duki, Estopa, Kasabian, The Rapants... y de la hostelería de la ciudad, nuevamente desbordada por la demanda que generan los festivaleros. Y el atracón seguirá en julio, los días 5 y 6, con los conciertos de Maná y David Guetta en O Gozo Fest. ¿Y después? La música suena en Compostela entre extremos, entre los escasos conciertos de grandes cachés y aforos en el Monte do Gozo en el calendario anual y los de pequeño formato en salas. Entre medias, poca oferta y la pérdida de oportunidades para consolidar a la capital de Galicia como escena de conciertos para todo el noroeste de la Península. Los promotores echan en falta en Santiago un espacio cubierto con un aforo suficiente, a la altura de la demanda que generan grandes artistas y de sus elevados cachés. Mientras el recinto de conciertos del Monte do Gozo puede competir con cualquier otro en España por amplitud, instalaciones y servicios, para albergar grandes festivales al aire libre, otras ciudades de la mitad norte aventajan a Santiago en disponibilidad de aforo bajo techo. Es una evidencia que los promotores optan por el Coliseum de A Coruña antes que por el Multiusos Fontes do Sar, cuya capacidad es algo más reducida incluso sin la ampliación prevista en el recinto coruñés. La centralidad de Santiago no es un factor determinante. Aun así, el Multiusos de Sar, que en épocas más propicias acogió en su pista —siempre más deportiva que roquera— a algunos de los más grandes de la música a nivel mundial, alberga de vez en cuando buenos intentos por avivar ese perfil, como el reciente minifestival Jaleo! o el concierto de Fito y Fitipaldis previsto para el 29 de noviembre (un día antes en A Coruña, por cierto, ya con entradas agotadas). Santiago sigue perdiendo una gran oportunidad para diversificar y enriquecer su incuestionable potencia cultural y atraer nuevos públicos.