El Camino de Santiago acabó para esta pareja de peregrinos en un compromiso matrimonial por sorpresa

SANTIAGO
Mark sacó un anillo comprado en Zaragoza de una cajita enganchada al arnés de su perro y Laura dijo «sí» ante amigos y familia llegados de distintos puntos de España
13 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Viernes, 11 de julio. Cuatro y cuarto de la tarde. Dos peregrinos entran al Obradoiro. Mark Almagro y Laura Colás están entre las cerca de dos mil personas que llegaron Santiago a través del Camino ese día, uno que ellos recordarán de por vida, porque acabó en un compromiso matrimonial y en una inesperada sorpresa para ella.
Novios desde hace 3 años, cuentan el catalán y la zaragozana que su historia de amor podría haber sido una novela negra por cómo empezó. «Nos conocimos en Ávila, estudiando en una academia. Mis padres vivían por aquel entonces en Zaragoza y yo solía irme en AVE. Se hizo un grupo de WhatsApp para compartir vehículo y Laura dijo en él que tenía el coche libre. Yo pensé: tengo cuatro horas y media de viaje para ganármela. Suena un poco perturbador, pero acabó siendo una historia bonita», comenta entre risas Mark. «A mí me caía mal, pero en el viaje en coche juntos lo empecé a conocer más y me pareció un chico majo», confiesa Laura. Con el tiempo, empezaron una relación y estuvieron viviendo juntos en distintas comunidades autónomas.
La pareja, afincada en Madrid, planeó hacer este mes el Camino Inglés desde Ferrol junto a su perro, Kiwi (un cruce de border collie y corgi), aprovechando que tenían una semana de vacaciones. «Nos encanta el senderismo e ir a la montaña y nos hacía ilusión vivir esta experiencia con el perro que adoptamos», comenta el barcelonés de 31 años, quien compró un anillo en Zaragoza y consiguió movilizar a amigos y familiares para que fueran testigos de la pedida de mano en el Obradoiro.

Cerca de una treintena de personas los recibió allí, para el asombro de Laura. Estaban desde su hermano hasta gente que Mark conoció cuando vivió en Santiago (trabajó durante años en el sector de la hostelería compostelana), junto con otra llegada desde Barcelona, Madrid, Canarias, Castro-Urdiales, Zaragoza... «Yo me quedé un poco en shock y me costó reaccionar. Estábamos cansados, después de toda la caminata, y no entendía qué hacían todos allí», relata ella con la voz afónica y una mezcla de resaca emocional y licor café.

Aprovechó ese momento de confusión un amigo de Mark, Fer, para darle la alianza que él le confió antes de emprender su aventura jacobea y enganchó la cajita del anillo al arnés de Kiwi. Cuando Laura se giró, lo vio hincando rodilla con la Catedral como telón de fondo. «En Zaragoza somos devotos de la viren del Pilar y se dice que se le apareció al Apóstol, por lo que tenía sentido que la pedida fuera en Santiago, un sitio al que además yo estoy muy arraigado. Sé que me voy a casar y a vivir a partir de ahora en Zaragoza, le dije, pero quería que esta ciudad formase parte de nuestra historia», aclara él.
Tras un fin de semana «breve, pero intenso», la pareja de peregrinos regresa a casa con una tarea pendiente: «Ahora tenemos que poner fecha para la boda y hablar entre nosotros todos los detalles de cómo será».