Trasmonte luce el retablo de su iglesia tras una restauración rigurosa y colectiva
SANTIAGO

El arzobispo de Santiago, Francisco José Prieto, bendijo la obra barroca en una concurrida ceremonia en la que el párroco, José Luis Dorelle, dio las gracias
21 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Pocas cosas unen tanto a una comunidad como defender el patrimonio heredado, sobre todo si se encuentra en peligro y esa misma comunidad puede salvarlo. Un retablo suele estar en una iglesia, pero eso no le resta valor entre las personas no creyentes y lo multiplica para las que sí lo son. Por este motivo, la pequeña parroquia rural de Trasmonte (Ames) estuvo ayer de fiesta porque la joya barroca de su iglesia, un retablo que a punto estuvo de desintegrarse por la carcoma y la humedad, reluce como los angelotes del baldaquino de la Catedral de Santiago.
De la primera mitad del siglo XVIII data posiblemente el retablo de Trasmonte, atribuido a Fray Manuel de los Mártires, también escultor de la iglesia de la parroquia vecina de Agrón. Su obra de Trasmonte necesitó diez meses de restauración y una aportación que rondó los cuarenta mil euros, sufragados por el vecindario de esta parroquia amiense y por el obispado.
Precisamente, el arzobispo compostelano, Francisco José Prieto, bendijo ayer esta obra en el contexto de una ceremonia religiosa que tuvo como protagonistas a los vecinos. José Luis Dorelle Iglesias, párroco de Trasmonte desde el año 2020, reconoció el reto y la responsabilidad que supuso para la comunidad afrontar la restauración de esta obra, que ha recuperado una belleza de la que muchos no eran conscientes debido al progresivo deterioro que habían sufrido las esculturas y la estructura de madera y que sería irreversible si no se hubiese afrontado esta restauración.
«Sentir que dos bandos, vecinos y cura, eran uno solo fue lo más motivador para no desanimarme en este proceso», señaló José Luis Dorelle tras haber concluido un trabajo muy minucioso y delicado que se retrasó debido a la pandemia y que necesitó el visto bueno de la Dirección Xeral de Patrimonio.
La restauración fue posible por el rápido y generoso apoyo del vecindario, que sufragó en torno al 90 % del coste de la intervención y que durante el largo proceso pudo ver su evolución a través de las redes sociales abiertas por el párroco.
Desmontar todas las piezas que representan el Tránsito de la Virgen fue la primera parte de una delicada tarea, asumida por una empresa avalada por Patrimonio, Hermanos Fontán. Esta firma envió todos los elementos del retablo hasta las instalaciones del Taller de Restauración Almuíña, especializada en este tipo de intervenciones y que recuperó los elementos del retablo con un tratamiento individualizado para cada uno de ellos.