Ciudad nano

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

03 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana hemos sabido inesperadamente que Santiago optará a ser sede del centro español de nanotecnología cuando el Gobierno central lance el proyecto y abra la convocatoria a la que, sin duda, optarán candidaturas tan o más potentes que nuestra ciudad. Santiago tiene muy buenos argumentos para conseguirlo, y están todos, o casi todos, en la más que incipiente base empresarial biotecnológica y en los centros de investigación de la USC, en el CiQUS y el CiMUS, con equipos punteros a nivel internacional que investigan en nanotecnología de las ciencias químicas y biológicas, en nanomateriales que ya están revolucionando la medicina y la farmacología en su aplicación a nuevas técnicas terapéuticas y de diagnóstico, al nanotransporte de fármacos y las nanovacunas. Personalizan esta potencia científica María José Alonso o Beatriz Pelaz, por citar dos casos de veteranía con logros que la han convertido en referente mundial, la primera, y de juventud ya consolidada en la investigación de nanomateriales con aplicaciones en terapia, la segunda. El de los equipos de investigación es un trabajo silencioso, cuyos resultados llegan al gran público porque previamente la comunidad científica les da su aval a través de las revistas especializadas de máximo prestigio o en sus congresos internacionales. Pero, sobre esa base imprescindible, es necesario construir una estructura de ciudad que cohesione los valores de los que esta es depositaria y todos aquellos a los que puede aspirar porque los tiene a su alcance. Y, por supuesto, infraestructura y equipamientos. Solo así, con la ciudad unida tras un objetivo decisivo para dar el salto transformador del perfil económico de la capital gallega del que tantos años llevamos hablando —no solo turismo— habrá opciones para conseguirlo. El pacto de cooperación público-privada del 2017 en torno al Biopolo da Sionlla podría haber sido una de las bases necesarias para dar potencia a Santiago como capital de la biotecnología, como propugna ahora una campaña impulsada desde el Concello. Pero aquel pacto quedó en nada, al menos hasta ahora, y el Centro de Servizos Innovadores del Biopolo solo está ocupado por tres empresas. Empecemos por ahí.