Un tortazo

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

29 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Primer tortazo a las familias. Y no se lo han dado la Xunta, la situación económica ni Trump. Han sido los sindicatos CIG y SGTE, que tuvieron a bien convocar una huelga en escuelas e institutos, y que se llevó a cabo el pasado jueves con el fracaso como nota final. Una huelga que presenta dos características.

Primera, fue política. Desde luego como tantas otras (algunas muy necesarias), no pasa nada, convocada por dos organizaciones de la órbita nacionalista con la finalidad de desgastar a la Xunta y allanar más, aunque sea un poquito, el camino de Ana Pontón a la presidencia.

Segunda, en lo que se refiere a la enseñanza pública, fue una huelga de señoritos (y señoritas). Personas que trabajan en el instituto menos de 20 horas reales (23 en el caso de primaria) contra más de 37 en Dinamarca y Noruega quieren que se reduzca tal explotación laboral, y, en fin, no van a despertar simpatías con esa medida de fuerza. Y sin que haga falta decir cuántas vacaciones al año tienen, ni —con todo respeto y agradecimiento— tampoco sería justo olvidar a aquellos docentes que en sus casas se parten el alma por sus alumnos sin mirar el reloj. Pero claro, los profesores de la pública cobran de los impuestos de todos y disparar con pólvora del rey sabe hacerlo cualquier lector.

Postdata: Lo anterior no quita que se puedan cuestionar algunas actuaciones tardías de la Xunta. Es verdad que ha habido pocos fallos en el arranque del curso, estadísticamente anecdóticos, pero incluso así ciertos retrasos en el nombramiento de personal no son de recibo. Además, algunos son irritantemente recurrentes, como publicó más de una vez este periódico en días pasados. Procede exigir más diligencia.