De inmediato serán convocadas las elecciones al Rectorado de la Universidade de Santiago, que se presumen históricas porque hay muchas posibilidades —si no todas— de que, durante los próximos cuatro años, esté al frente de la institución cinco veces centenaria una mujer por primera vez. Hasta ahora son mujeres, todas ellas con perfiles académicos incuestionables y con experiencia de gestión, las que han expresado su firme voluntad de ser candidatas. El equipo rectoral que sea elegido deberá pilotar una USC a la que el gobierno encabezado por Antonio López, tras agotar los dos mandatos posibles, deja bien posicionada. Aliviada la asfixia financiera de etapas anteriores, su gestión económica avanza hacia la deuda cero y ha podido afrontar con apoyo de la Xunta, aunque con retraso, infraestructuras imprescindibles como el proyecto de la Cidade da Saúde, además de la reforma de la Facultade de Medicina y, con más retraso aún, la de Xeografía e Historia, con las dificultades que implican las intervenciones profundas en edificios históricos. Los avances en la internacionalización, la apremiante renovación de la plantilla docente y el nuevo plan de financiación del sistema universitario gallego, son prioridades del testigo que el catedrático de Dereito pasará a la futura rectora, una vez acordada la tregua hasta el curso 2028-2029 con las universidades de A Coruña y Vigo sobre las demandas de facultades propias de Medicina. Es una tregua porque difícilmente el preacuerdo de descentralización de la docencia en el segundo ciclo de la titulación acallará las reivindicaciones localistas de esa facultad una vez cumplido este objetivo tan razonable. Pero Antonio López bastante ha hecho con propiciar el acuerdo de los tres rectores, resistiendo las presiones tendentes al inmovilismo en la propia facultad de la USC y las provenientes de la UDC, con el inestimable apoyo de la política localista exacerbada del alcalde vigués, que al exigir también una titulación para la ciudad olívica ha obstaculizado la cuestionable —desde la posición de defensa de los intereses del conjunto de Galicia— reclamación coruñesa, al abrir el escenario surrealista de tres inviables facultades en nuestra comunidad.