El párroco Bashar Fawadleh acerca a Santiago la realidad de los cristianos en Palestina

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Fawadleh, tercero por la izquierda, durante una comida con periodista en el restaurante Caney
Fawadleh, tercero por la izquierda, durante una comida con periodista en el restaurante Caney Sandra Alonso

El sacerdote de Taybeh, la única comunidad íntegramente cristiana de Palestina e Israel, se entrevistó ayer con el arzobispo Francisco José Prieto, al que le contó «toda la verdad»

15 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Taybeh es un pequeño pueblo de Cisjordania de unos 1.300 habitantes, unos 15 kilómetros lo separan de Jerusalén y otros 12 de Ramala. 15.000 personas nacidas allí han emigrado en los últimos años a Estados Unidos, Latinoamérica y Jordania, zarandeados por un conflicto al que nadie logra ponerle fin. Otros se marcharán pronto, muy pronto. La Biblia ubica en Taybeh a Jesús tras la resurrección de Lázaro, lo que aviva una fuerte tradición turística, especialmente de franceses creyentes que quieren emular los pasos del Mesías. Aunque cuenta con una de las pocas fábricas de cerveza de Palestina, la de Taybeh Beer, e incluso con su propio Oktoberfest, la verdadera particularidad que define a este pedregoso pueblo es que cuenta con la única comunidad íntegramente cristiana de Palestina e Israel.

Invitado a Compostela por la Fundación Araguaney, el sacerdote Bashar Fawadleh, representante del Patriarcado Latino de Jerusalén y párroco de Taybeh, recaló ayer en Santiago para mostrar la realidad que viven los cristianos de Palestina. No fue un relato sencillo, a través del que confirmó que la presencia de nuevos colonos busca expulsar a los residentes de Taybeh de su territorio, rico en olivos, que ya no pueden pisar si no es a escondidas o con apoyo diplomático: «Tienen drones vigilando la tierra».

Ese relato se lo transmitió también al arzobispo de Santiago, Francisco José Prieto, con el que se reunió durante la tarde. «Le contaré toda la verdad», apuntó Fawadleh en una comida previa con periodistas, donde aseguró que la paz orquestada por Donald Trump no ha cambiado nada: «Los muertos siguen subiendo». En ese ágape explicó como los colonos estropean y calcinan sus cultivos mientras persiguen un objetivo, que en Taybeh no viva «nadie que no sea el pueblo judío».

Afirmó que llega a España para «defender a un pueblo y decir lo que está pasando». Defiende que el conflicto entre Palestina e Israel no es religioso, sino «por la tierra, y será largo», aunque ahora ha llegado la primera vez que «afecta a un grupo cristiano». Confirma que buscará alianzas para hermanar su pueblo con otros de España, país al que ya han emigrado varias familias escapando de un caos que no cesa. Con la capital de Galicia afirmó que Taybeh cuenta con «muchas cosas en común». Aquí espera que sus palabras tengan un efecto y que la justicia, que ahora le es esquiva a su población, aparezca cuanto antes. Para muchos es ya cuestión de vida o muerte.